París endurece la política de visados y deteriora aún más la relación con Argel

Emmanuel Macron, que tanto ha invertido en los últimos ocho años para mejorar la relación franco-argelina, ha perdido la paciencia con el régimen del país norteafricano y antigua colonia. El presidente francés dio instrucciones al Gobierno para que sea más firme, por ejemplo en la polémica exención de visados a ciudadanos argelinos que disponen de pasaporte diplomático o equivalente.

París no oculta su enfado por la postura argelina de no querer readmitir a sus nacionales con orden de expulsión de Francia, incluidos los terroristas. Otro serio motivo de fricción es el encarcelamiento en Argel del escritor franco-argelino Boualem Sansal, condenado a una pena de cinco años de reclusión por unas declaraciones consideradas “un atentado a la unidad nacional”. Un periodista francés, Christophe Gleizes, también está en prisión, cumpliendo una pena de siete años por “apología del terrorismo”.

El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara fue recibida en Argel como una afrenta

La raíz del choque entre Francia y Argelia fue el reconocimiento por Macron, en el verano del 2024, de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Argel lo encajó como una afrenta intolerable, ya que ellos han apostado siempre por el Frente Polisario.

La exención de visados a los detentores de pasaportes diplomáticos o “de servicio”, acordada en el 2013, ha permitido a muchos dirigentes del régimen viajar sin problemas a Francia por ocio, negocios y para recibir tratamiento médico. Suspender ese acuerdo es algo muy dolorosa para las familias más poderosas del país.

En el seno del Gobierno francés hay quienes, como el ministro del Interior, Bruno Retailleau, querrían medidas más duras como la suspensión de los acuerdos de 1968 que dieron mucha laxitud para que los argelinos se instalaran en Francia.

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