El principio de acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos ha dejado un mal sabor de boca en el Gobierno español. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mostrado un apoyo de compromiso al pacto, sin entrar a criticarlo, pero tampoco celebrándolo. “Lo respaldo, pero sin ningún entusiasmo”, ha afirmado resignado durante una rueda de prensa desde la Moncloa este lunes.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes
El trato preliminar anunciado ayer incluye la imposición de aranceles del 15% para los bienes de la UE, frente al 30% con el que amenazaba Donald Trump, además de inversiones milmillonarias en el país americano y la compra de energía estadounidense por parte de Bruselas. Por contra, introduce la apertura de los mercados de la UE a los productos de Estados Unidos con un 0% de gravámenes. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo calificó ayer como el mejor acuerdo al que se podía llegar dadas las circunstancias. Más entusiasta fue en cambio el balance del presidente americano: “es el mayor de todos los acuerdos”.

Sánchez se ha mostrado comedido y ha valorado “el esfuerzo” que ha hecho la UE para evitar una guerra comercial, así como la “actitud constructiva y negociadora” de Von der Leyen. Ahora bien, ha insistido en que la UE ha de diversificar sus relaciones comerciales con otras regiones del mundo. En este sentido, ha puesto como ejemplo el acuerdo del Mercosur o las negociaciones europeas con India y China para conseguir un mejor marco exportador.
El presidente del Gobierno llama a diversificar los socios comerciales
“Los europeos nos tenemos que poner las pilas en todos los ámbitos”, ha insistido Sánchez, tanto en “autonomía estratégica” como en las “relaciones con otros países”.
La reacción del presidente del Gobierno al pacto comercial con Estados Unidos contrasta en cambio con la de la industria agroalimentaria española. Algunos de los sectores más expuestos al mercado americano, como el del vino o el aceite de oliva, ha calificado de “injusto” el preacuerdo, a falta de conocer los detalles, que se seguirán negociando.
La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) lo ha calificado de “muy mala noticia” y ha advertido de que esta medida supone una “distorsión” del mercado internacional en detrimento de los mercados europeos, especialmente del español y, en concreto, del sector de los aceites de oliva, para el que EEUU es un “mercado estratégico e insustituible”.
Estados Unidos, un mercado “insustituible” para el aceite de oliva
Estados Unidos tiene una producción que supone menos del 3% de los aceites de oliva que consume, por lo que importa anualmente unas 430.000 toneladas, de las cuales, unas 300.000 toneladas son de origen español, tanto de forma directa como indirecta. Asoliva alerta de que la imposición de estos aranceles a los aceites de oliva españoles supondrá un incremento de precios en los lineales que habrán de ser asumidos por el consumidor americano, aunque destaca que el estadounidense está “muy concienciado” con los beneficios para la salud que ofrecen los aceites de oliva y que, históricamente, siempre ha estado dispuesto a pagar más por un producto como éste.
No obstante, la asociación precisa que es “probable” que el incremento de precios en el producto español haga que se decante por otros aceites de oliva como los provenientes de Marruecos o Turquía que, en principio, tienen un 10% de gravamen.
“Sin duda, una muy mala noticia para un sector que en los últimos años ha realizado grandes inversiones en infraestructuras, comercialización y promoción de los aceites de oliva españoles en un mercado líder para nuestro país y que, ahora, puede suponer el deterioro económico de toda la cadena de un sector que tiene un valor económico de 6.000 millones de euros y supone el 12% en las exportaciones alimentarias españolas”, ha señalado el director adjunto de Asoliva, Rafael Pico, en un comunicado.
“No nos resignamos a un 15% de aranceles”, dicen en la industria alimentaria
Las organizaciones agrarias andaluzas, primera comunidad productora de aceite, han sido sin embargo más comedidas y han pedido prudencia hasta conocer la letra pequeña de lo firmado. Algunos productos agrícolas aún por especificar tendrán aranceles menores.
Por su parte, la Federación Española del Vino (FEV) ha advertido que acuerdo podría lastrar el comercio vinícola con este país hasta en un 10 %. Estados Unidos fue el primer mercado para los vinos envasados españoles el año pasado, por lo que la Federación ha considerado “vital” eliminar el arancel general del acuerdo marco.
Según el director general de la FEV, José Luis Benítez, mantener el arancel del 15% generaría daños a largo plazo en la cuota de mercado, en el margen de las empresas que sigan comerciando con EE.UU. y en las relaciones comerciales en general. Las bodegas europeas han reclamado por su parte el “cero por cero” para el vino.
Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) señalan que las nuevas tarifas “perjudican los intereses de las industrias españolas”. Estados Unidos “no es un mercado sustituible”, insisten, ya que se trata del primer mercado extracomunitario del sector de alimentación y bebidas y del cuarto en términos globales, con 3.300 millones de euros exportados en 2024 y 770.000 toneladas enviadas. “Representa el 6,6% del valor total de las exportaciones españolas y cerca del 4% del volumen”, explican desde FIAB.
“Es mejor un acuerdo que una guerra comercial abierta, pero no nos resignamos a que las exportaciones de nuestros productos a Estados Unidos estén penalizadas con un arancel del 15%. Es una imposición de Estados Unidos que rompe con el equilibrio del libre comercio”, afirmó el presidente de FIAB, Ignacio Silva.