Pensamiento mágico de Javier Milei

“¿Cuáles serán los primeros impactos para el pueblo argentino?”, preguntaron en el canal de televisión argentino T23 tras confirmarse la victoria arrasadora de Javier Milei en las elecciones del domingo pasado. La respuesta de un tertuliano: “¡Navidad en Río de Janeiro!”.

Se refería a la probabilidad de que el peso argentino recupere su valor tras la depreciación descontrolada de las semanas antes de las elecciones. A fin de cuentas, hace un año, pasar las fiestas navideñas o el carnaval en Río —visitaron 870.000 turistas argentinos en enero, más que ninguna otra nacionalidad— fue uno de los beneficios de la política anti inflacionista de Milei basada en un peso súper fuerte.

El peso subió casi el 50% en el primer año de la presidencia del polémico lider de la derecha libertaria-autoritaria y la inflación bajó del 25% mensual registrado a finales de 2023, cuando Milei asumió la presidencia al 2% mensual. Milei decidió usar la tasa de cambio nominal como un ancla anti inflacionista la vez que adoptó uno de los ajustes fiscales mas draconianos de la historia del mundo.

En una profunda recesión, muchos argentinos pagaron un precio alto. 155.000 trabajadores industriales perdieron su empleo solo en Buenos Aires, miles de pymes cerraron y grupos de pensionistas, discapacitados y estudiantes sufrieron medidas radicales de austeridad. Pero para un segmento del electorado menos necesitado todo salió relativamente bien. Tanto como para poder escaparse un fin de semana largo a Copacabana. Muchos han expresado su agradecimiento en los últimos comicios.

En las últimas semanas de la campaña electoral, por el miedo de la derrota de Milei, la huida del peso hacia el dólar fue tan fuerte que la divisa se habría salido de las bandas de fluctuación creadas por el gobierno para restringir la depreciación de la moneda de no ser por la operación rescate del Tesoro estadounidense que compró activos denominados en pesos por unos 2.000 millones de dólares.

Con el triunfo del partido de Milei, La Libertad Avanza, las presiones se esfumaron. Ahora, muchos argentinos esperan que el gobierno, en tándem con los miles de millones de dólares comprometidos por la Administración de Donald Trump y el Fondo Monetario Internacional (FMI ), vuelva a impulsar el peso a la vez que controle y la inflación.

Por el momento, nada está claro. El peso se disparó tras las elecciones, pero luego volvió a caer. “Las presiones a la baja sobre el peso deberían disiparse,” dijo el exministro de Hacienda argentino Martín Guzmán, en una videoconferencia del think tank estadounidense CEPR. Pero “el principal reto será reactivar el crecimiento económico sin resucitar las presiones inflacionistas”.

Marín Guzman: “El principal reto:  reactivar el crecimiento  sin resucitar la inflación”.

La política del peso fuerte no cuenta con el apoyo de muchos expertos ni dentro ni fuera de Argentina. Pese a su fama de ultra ortodoxo, el presidente ha hecho caso omiso a los economistas del FMI que pedían una depreciación del peso para facilitar una reactivación económica y la acumulación de reservas para defenderse si ocurre otra fuga hacia el dólar.

El premio Nobel Paul Krugman resumió el problema: “Milei ha logrado reducir la inflación de Argentina, pero solo mediante un peso sobrevalorado. Es una estrategia que se ha intentado muchas veces en diferentes países y que ha fracasado sistemáticamente’”.

Muy dispuesto a correr el riesgo político de un megaajuste presupuestario, Milei ha sido más miedoso ante el impacto electoral de una devaluación. “Con las elecciones acercándose, Milei calculaba que si dejaba caer el peso desataría las presiones inflacionistas, y esto se convertiría en un problema político”, dijo en una entrevista telefónica Alberto Ramos, de Goldman Sachs en Nueva York. “Han hecho una labor maravillosa en el área fiscal, un experimento muy liberal: pero la parte monetaria y cambiaria es heterodoxa.”

Basar el plan de estabilización en un peso fuerte es “pensamiento mágico”, dijo Mariano Fernández, del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA). “Yo nunca entendí la estrategia y el FMI tampoco”, coincidió Joaquín Cottani, economista del equipo del ministro de Hacienda, Luis Caputo.

Pese a no entender la estrategia de Milei, el FMI, -bajo fuertes presiones del gobierno estadounidense-, aprobó otro rescate de 20.000 millones con “muy poca condicionalidad”, dijo el economista Fabián Amico durante una cena en Buenos Aires. Se suman a los 57.000 millones que el FMI prestó en 2018 a Mauricio Macri, otro aliado de Trump. “El Fondo prestó a Milei porque Estados Unidos lo exigió”, dijo Amico. Cuando Kristalina Georgieva sujetó un pin en forma de  motosierra a su chaqueta en abril, Milei ya sabía que tenía carta blanca gracias a sus aliados ideológicos en el movimiento MAGA, notablemente Elon Musk.

El Fondo y otras instituciones multilaterales controladas por el Tesoro estadounidense, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, se convirtieron en instituciones cautivas del excéntrico presidente. “Acá el modelo es pedirle plata al Fondo, porque el Fondo tiene algún interés en que vos no quiebres. Parece que Milei se dio cuenta”,  continuó Amico. 

“Acá el modelo es pedirle plata al Fondo, que tiene interés en que vos no quiebres. Parece que Milei se dio cuenta’”.

Cabe la posibilidad de que Milei tras las elecciones —con un bloque parlamentario que garantice que sus reformas progresen en el Congreso— decida cambiar de estrategia, desmantelando las bandas de fluctuación actuales para dejar flotar el peso, aunque esto suponga un repunte de la inflación a corto plazo. “Tiene que decir que vamos a un sistema de tipo de cambio totalmente libre”, dijo Cottani

Pero no está claro que Milei se atreva a abandonar la estrategia del peso fuerte que le ha dado tan buenos resultados en las urnas. “Si Milei persiste en la actual política, será sostenible en términos de popularidad a corto plazo, aunque el plan antiinflacionario y el esquema de estabilización sean insostenibles a largo plazo”, dijo Fernández. “Es bastante probable que el gobierno intente mantener la tasa de cambio controlada durante seis u ocho meses y no funcionará”.

El presidente argentino cuenta con que Donald Trump siga siendo el “aliado de importancia sistémica”, según la frase del secretario del Tesoro, Scott Bessent. Pero hasta la fecha, la propuesta de rescate del Tesoro “no está escrita”, advierte Fernández. Lo único que ha hecho hasta ahora el Tesoro han sido “compras en el mercado secundario de títulos de deuda” a bajo precio, dice Fernández .

Pero Argentina arrastra una enorme y probablemente impagable deuda. “Necesita reestructurar y cambiar el perfil de la deuda a corto plazo, extendiendo plazos y bajando tipos de interés.” dice Fernández. Es lo que hizo Estados Unidos para solucionar la crisis de deuda en América Latina en los años ochenta al negociar el Plan Brady. Trump y Bessent, en cambio, se limitan a intervenir en los mercados en defensa del peso. Con fuertes protestas por el rescate a Argentina en la base trumpista, el apoyo parece lejos de ser una garantía sólida.

Por todo eso, al turista argentino no le conviene sacar aún el vuelo para Río de Janeiro a la espera de un peso permanentemente más fuerte. Cualquier imprevisto en el ámbito político o económico que genere dudas desencadenará el efecto dominó y puede hundir el peso, como ocurrió tras las elecciones en Buenos Aires a principios de septiembre. “La deuda argentina es basura, no alcanza grado de inversión, de modo que los tenedores de bonos están sentados en un acantilado”, dijo el economista Mark Weisbrot en la conferencia del CEPR. “Cualquier shock y todo se viene abajo otra vez”. Es más, si el entorno argentino ya es por su naturaleza imprevisible, la implementación del rescate depende del presidente más imprevisible de todos: Donald Trump.

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