
Uno de los grandes referentes del vino catalán y también español de los últimos 60 años, Pere Rovira i Rovira, ha fallecido a los 84 años. Continuó desde los 17 años la actividad de su familia, el oficio y la pasión del comercio vinícola, hasta convertirse desde la gran bodega de Mas Pujó de Santa Margarida i els Monjos (Alt Penedès) en uno de los brókers que más vino ha movido en España. A los 18 años ya asistió a su primera subasta de vinos. Se propuso ser un emprendedor que quiso abrir caminos y ampliar horizontes para “cambiar las cosas”. Afirmaba que había “aprendido que, en la vida, hay que trabajar”. Siempre se mostró muy agradecido al esfuerzo de sus antepasados. Deja esposa, cuatro hijas (que numeraba atendiendo a su edad) y cinco nietos. Perdió dos gemelos recién nacidos.
Este empresario vitivinícola del Penedès ha sido un gran enamorado del vino y, sobre todo, de la tierra y la viña. Desembarcaba en el Priorat en 1998 con el claro objetivo de “jugar en la Champions del vino” con Mas d’en Gil (antigua Masia Barril), junto a las grandes firmas del Priorat. Su esposa Pilar, su compañera de viaje durante los últimos 65 años, le recomendó que no dejara “escapar” esta oportunidad. Además de vino, elaboró aceite y vinagre de la más alta calidad, e incluso el licor de hierbas Aromes de Montserrat, durante algunos años.
Además de vino, elaboró aceite y vinagre de alta calidad, e incluso el licor Aromes de Montserrat
Nacido en 1940 en el seno de una familia de agricultores del pueblo de Moja, continuó desde muy joven la actividad de su abuelo, Francisco Rovira Parellada, que fue masovero de La Montanyeta como su bisabuelo, y de su padre. Decidido, entusiasta y afable, a lo largo de los años emprendió nuevos caminos teniendo como guía permanente, según su familia, “la calidad y el aprecio a la tierra”.
De familia humilde, fue un trabajador y un conversador incansable. Fue un empresario inteligente y astuto y una persona muy familiar. No hay ningún rincón de la geografía vinícola de España que no conociera.
Pere Rovira, la tercera generación familiar, se concentró pronto en el mundo comercial, pero siempre con ganas de encontrar nuevos caminos, que le llevaron a otros negocios. En 1963 se casó con Pilar Carbonell Fàbregas, hija de Joan Carbonell y Pilar Fàbregas. Fueron los masoveros de una de las masías más antiguas del Penedès, Mas Pujó, y se ocuparon de los cultivos, aves de corral y de la producción de vino para consumo local. En 1967, Pere Rovira profesionalizó Mas Pujó, donde hay constancia de que se ha elaborado vino desde el siglo XVI, y creó una sociedad de elaboración de vinos blancos y tintos con DO Penedès. En 1972 compró con dos socios la bodega Caves Hill, ubicada en Moja, y en 1980 adquirió finalmente la finca de Mas Pujó, de 30 hectáreas, y la sumó a las tierras que décadas atrás compraron su abuelo y padre. A partir de entonces fundó la empresa agrícola que lleva el nombre de ambas familias: Agrícola Rovira Carbonell. A lo largo de los años, Pere Rovira fue ampliando las fronteras de su actividad. Empezó a comprar vino por toda España y en 1988 ya exportaba a Portugal, Francia y, desde la incorporación a la empresa de su hija mayor, Pilar, también a otros países como Alemania e Italia.
Pere Rovira fue vocal del Consejo Regulador de la DO Penedès desde 1997 y hasta el 2011, y también del Consejo Regulador de la DO Cava como elaborador de vino base. En el 2008, su hija pequeña, Marta, se incorporó al negocio familiar para dirigir la bodega Mas d’en Gil de Bellmunt del Priorat. Durante la Nit de l’Enologia del 17 de abril del 2015, la Associació Catalana d’Enòlegs le reconoció con el premio Enólogo Sénior por su trayectoria de más de 50 años como elaborador de vinos. En su libro de memorias, titulado Enamorat de la terra , Pere Rovira afirmaba estar orgulloso de su vida: “Miro hacia atrás y me emociono recordando de qué manera, de joven, comencé a moverme en el mundo del vino. Hoy, 60 años después y con ocho décadas encima, aún no entiendo cómo he conseguido hacer tantas cosas en la vida”.