Pierre Rochard, CEO de The Bitcoin Bond Company, compartió recientemente su visión sobre por qué, a su juicio, proyectos como XRP, solana (SOL) y ether (ETH) no tienen posibilidades de superar a bitcoin (BTC) en el mercado, que domina más del 57% de la capitalización total de criptoactivos.
Según Rochard, el problema de fondo está en el enfoque que estos proyectos adoptaron desde el inicio: la llamada «tesis de utilidad». Esta sostiene que el token nativo de cada red gana valor a medida que otros actores utilizan su infraestructura.
Sin embargo, para el empresario, se trata de un razonamiento con una falla estructural. «El problema es que cualquier empresa exitosa terminará lanzando su propia blockchain», escribió en una publicación en la red social X.
Frente a esto, el especialista hace un contraste con lo que denomina «la tesis monetaria de bitcoin», y explica que, a diferencia de otros proyectos, el valor de BTC no depende de que empresas externas consuman espacio en bloques para impulsar su token, sino de un conjunto de características muy difíciles de replicar.
En palabras de Rochard, bitcoin se sostiene sobre «efectos de red anclados en una política monetaria descentralizada, resistente a la censura y de suministro fijo». Estas cualidades, afirma, son las que consolidan al activo como un instrumento único dentro del ecosistema y explican por qué su liderazgo resulta difícil de cuestionar.
Vale destacar que solo existirán 21 millones de BTC, un límite establecido desde su protocolo que no puede modificarse. A diferencia del dinero fíat, que los bancos centrales pueden emitir por decisión gubernamental, así como las criptomonedas emitidas por un poder centralizado, bitcoin no se puede imprimir a voluntad, lo que refuerza su carácter anti inflacionario.
Rochard compartió su perspectiva mencionando el reciente anuncio de Stripe —una compañía tecnológica de alcance global especializada en brindar servicios de pago en línea a empresas— sobre Tempo, una nueva red de criptomonedas creada para facilitar pagos con stablecoins.
La mención a Stripe sirve, según Rochard, como un ejemplo de cómo las grandes compañías tienden a crear soluciones propias en lugar de depender de redes de criptomonedas o tokens ya existentes. Esto implica que la demanda de criptomonedas como XRP, SOL o ETH no necesariamente crece al ritmo en que se multiplican sus aplicaciones.
De allí que Rochard concluya que la supuesta ventaja competitiva de las llamadas «redes de utilidad» es frágil. En la práctica, los casos de uso que buscan resolver no garantizan un crecimiento sostenido en el valor de sus tokens nativos. Por el contrario, su precio queda atado a la capacidad de atraer y retener usuarios en un entorno altamente competitivo y fragmentado.
En contraste, bitcoin gana atractivo como un activo monetario descentralizado y escaso, con reglas claras y transparentes que ningún actor puede modificar unilateralmente. Para muchos defensores, esto lo convierte en el equivalente digital del oro, con la ventaja de ser más portable, divisible y verificable.
Reacciones y debates en la comunidad
Las declaraciones de Rochard generaron debate en el ecosistema. Un ingeniero de software, conocido en X bajo el seudónimo de Vincent Van Code, cuestionó de manera directa la idea de que una empresa deba desarrollar su propia red de criptomonedas. Argumentó que, en muchos casos, sería más sencillo utilizar una base de datos económica y que, para quienes buscan inmutabilidad, ya existen soluciones de almacenamiento seguro a nivel bancario.
En su visión, el valor no reside tanto en los tokens como en la tecnología subyacente: «la joya de la corona no es el token, sino la blockchain». Además, destacó el papel de XRP como herramienta de liquidez, e incluso planteó escenarios en los que grandes custodios podrían emitir BTC sobre otras redes, como XRPL, para asegurar interoperabilidad. Aunque técnicamente esto no es posible en realidad.
Por otro lado, un usuario criticó a Rochard alegando que no aplica su razonamiento de manera coherente. Aunque reconoce que el empresario valora la descentralización y la resistencia a la censura en BTC, afirma que su apego a ciertas inversiones le impide aplicar esos mismos principios a otras plataformas potencialmente útiles para la economía digital.
Asimismo, algunos defensores de Ethereum destacaron que esta red también presenta efectos de red difíciles de replicar. Señalan que el proyecto combina resistencia a la censura y neutralidad creíble, al tiempo que ofrece programabilidad y «una tasa de inflación menor que la de bitcoin», aunque cabe mencionar que esto último depende que tenga alta actividad.
Por otro lado, en congruencia con Rochard, Jack Mallers, CEO de Strike y Twenty One, quien mantiene una mirada crítica sobre las altcoins, ha expresado recientemente: «Bitcoin es dinero, una oportunidad de 500 billones de dólares. Ethereum es tecnología, en el mejor de los casos una nueva empresa tecnológica. Comparar ambos es como comparar manzanas con el dinero más sólido en la historia de la humanidad».
Sumando a la discusión, el maximalista de bitcoin Samson Mow también ha cuestionado la viabilidad de altcoins frente a BTC. Como reportó CriptoNoticias, el desarrollador advierte que, pese a la creciente inversión institucional en ETH —que supera los 2,7 millones de monedas en manos de corporaciones y fondos—, ether sigue siendo, a su parecer, un instrumento al que actores inflan ante el entusiasmo de un ciclo alcista de bitcoin para luego tomar ganancias.