Portugal, en la senda ultra

En Portugal reina un “nuevo ambiente político”, apuntó el sábado André Ventura, el líder de la extrema derecha de Chega. Al margen de la veracidad y la ética del contenido que transmite, ha demostrado ser un mago de la comunicación. Sin embargo, se mostró contenido en esta proclama, pese a que atañe a una cuestión tan esencial como el fin del “no es no” del Gobierno del conservador Luís Montenegro a los pactos con los ultras, precisamente en el terreno crucial para ellos, la inmigración. El viernes Chega y la gubernamental Aliança Democrática (AD) aprobaron juntos en comisión dos de las nuevas leyes sobre extranjería y, según Ventura, que no ha sido desmentido, acordaron las líneas maestras de la central, la de nacionalidad, potencialmente inconstitucional.

“El nuevo ambiente de consenso político” al que aludió el ahora jefe de la segunda fuerza parlamentaria, que supera en escaños al Partido Socialista (PS), supone un eufemismo de la caída en un ámbito clave del cordón sanitario que Montenegro impuso a los ultras tras las elecciones de marzo del 2024. Después de las del pasado mayo se ha ido difuminando, al asumir el Gobierno posturas de Chega y empezar a negociar.

Falta el punto de viraje definitivo. Hace diez días el Gobierno se echó atrás a última hora en su intención de forzar en el pleno una “votación clarificadora” de lo que la prensa brasileña llama descarnadamente “el paquete antiinmigración”. Los tres proyectos de ley pasaron sin más a la comisión. Así, no se cristalizó la apabullante mayoría que supone la coincidencia en esta materia de AD, Chega e Iniciativa Liberal (IL) y quedó margen para restituir los puentes con el PS, pulir las puntiagudas aristas legales y cuidar la relación con las excolonias.

Nada de ello ha sucedido y todo se encamina para que el miércoles, en el límite antes de las vacaciones parlamentarias, la mayoría de derechas apruebe la ley para la restitución de un departamento policial específico de fronteras, la parte en principio más pacífica de la reforma, y la que endurece el reagrupamiento familiar y acaba con la posibilidad para las personas de países de lengua lusa de establecerse en Portugal tras entrar como turistas. Supondría el entierro definitivo de la política de “puertas abiertas de par en par” que, según la derecha, practicó el PS, en el gobierno hasta el 2024, y de la que este partido abdicó en la oposición. Ahora hay un mecanismo de contratación de extranjeros por las empresas que no parece funcionar bien, pese a la apreciable necesidad de mano de obra en diferentes sectores.

La incertidumbre seguirá viva hasta el miércoles incluso después, porque la ley de nacionalidad queda para septiembre. Quizá sea lo que explique la contención de Ventura. Las dudas provienen de que el primer ministro, Montenegro, se ha destapado como un consumado tahúr político, lo que le es propio, como oriundo de Espinho, tierra de casinos. En este primer mes de su segundo mandato, muy focalizado en la inmigración, pero también con decisiones como la reprivatización de la aerolínea TAP y una rebaja fiscal pactada con Ventura, enunció una más bien diabólica geometría variable para gobernar en minoría. Consiste en acordar en ocasiones con el PS, señalado por él como el socio más fiable, y en otras con Chega, al que intenta arrebatar sus banderas, una estrategia ya probada en otras latitudes y no con demasiado éxito.

El ultra Ventura celebra el “nuevo ambiente político” en Portugal con el fin del cordón sanitario

Montenegro desactivó políticamente en las urnas el escándalo de su consultora, pero no lo hizo desaparecer. Este mes transcendió que recurrió al Tribunal Constitucional para que en el portal de la transparencia no figuren determinados datos de su empresa y que la Fiscalía decidirá después del verano si le imputa o no.

Ventura dejó entrever el sábado que las cábalas de futuro siguen ahí, cuando acusó a la izquierda de querer retrasar el paquete migratorio a la espera de que cambie la composición del Parlamento. Y todo con el telón de fondo de las municipales del 12 de octubre, las más transcendentes desde la transición democrática, por la mutación del sistema político que supuso el ascenso de la ultra.

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LISBOA, 24/06/2025.- Migrantes bangladesíes sostienen carteles contra la violencia y la impunidad en la concentración convocada por la Casa de Bangladesh en Portugal para pedir justicia por el caso del asesinato de Mahbubul Alam este martes, frente al Ministerio de la Administración Interna (MAI) en Lisboa. La comunidad bangladesí en Portugal se manifestó este martes frente al Ministerio de Administración Interna (del Interior) para exigir

Para mayor confusión, Portugal ignora cuál es su población oficial. Lo denunció el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, de la rama de los conservadores contraria a entenderse con Chega, cauta por ahora, pero que emite señales. Rebelo apuntó que el dato del Instituto Nacional de Estadística de 10,7 millones de habitantes, continuista, se contradice con el rupturista de 1,6 millones de extranjeros, que ofreció el Gobierno y que empujaría el total hacia los 12 millones. Esta indeterminación, sostiene, impide adoptar políticas coherentes.

Rebelo ya mostró su intención de llevar al Tribunal Constitucional la ley de Nacionalidad si no sufre cambios. El considerado principal padre de la Carta Magna, Jorge Miranda, ve inconstitucional que sus plazos se apliquen no cuando entre en vigor, sino cuando se aprobó el programa de gobierno. También pone serios reparos a la retirada de la nacionalidad a los naturalizados que cometan delitos graves, al vulnerar el principio de igualdad. Y aprecia problemas en la ley de Extranjeros, por limitar la presentación de recursos. La izquierda denuncia, además, que esta norma se aprobará sin los perceptivos informes de organismos del Estado.

Con su reforma migratoria Montenegro aparta los focos de los problemas de la vivienda y la sanidad y se lanza sobre esa cerca cuarta parte del electorado que apostó por el ultra Ventura en las legislativas del 18 de mayo.

La derecha pretende enterrar la política de “puertas abiertas de par en par” del Gobierno socialista

Un estudio de la Universidad Católica, a partir de su encuesta a pie de urna del 18-M, difundido esta semana por el diario Público, muestra que Chega habría sido la primera fuerza entre los portugueses de menos de 45 años. Se impuso por siete puntos a AD en el segmento más numeroso, el de 35 a 44 años, y le ganó también, por tres puntos, en el de entre 25 y 34. En el tramo más estrecho, y con menor población, el de 18 a 24 años, AD quedó, según esta encuesta, cuatro puntos por delante de Chega, lo que no compensa las otras diferencias. El centroizquierda solo se impuso entre los mayores de 65 años, si bien con la hegemonía socialista de los últimos tiempos, amenazada por AD.

Las hojas de cálculo trabajan sin descanso en un Portugal que celebró tres legislativas desde el 2022, con unas municipales en octubre y presidenciales en enero. Abunda la bruma. Pero los hechos indican que el Gobierno está poniendo al país en la senda dibujada por los ultras. Falta saber el alcance y la firmeza de tal rumbo.

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