Presión europea sobre Israel

El bloqueo sobre la ayuda humanitaria que está llevando a cabo el Gobierno israelí de Beniamin Netanyahu ha sido la gota que ha colmado el vaso para Bruselas. Después de meses resistiéndose a elevar el tono sobre el conflicto en Oriente Próximo, la Unión Europea finalmente revisará si el Acuerdo de Asociación con el país hebreo, un pacto de libre comercio que entró en vigor en el 2000, cumple con las exigencias que plantea en el artículo 2 sobre el respeto a los derechos humanos.

Así lo anunció la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, después de una reunión de ministros de Exteriores comunitarios donde gran parte de los representantes alzaron la voz para denunciar el cerco humanitario en la franja de Gaza. “La situación en Gaza es catastrófica. La ayuda que ha permitido Israel es bienvenida, pero es una gota en el océano”, denunció Kallas, asegurando que se necesita presión internacional para cambiar la situación. “Haremos este ejercicio de revisar el artículo 2 y hasta entonces está en manos de Israel desbloquear la ayuda humanitaria. Salvar vidas debe ser la prioridad”, indicó la jefa de la diplomacia europea.

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“La situación en Gaza es catastrófica”, denuncia Kallas sobre el bloqueo de la ayuda humanitaria

La evolución de este debate en la Unión Europea es importante. Hace quince meses España e Irlanda mandaron una carta pidiendo a la Comisión Europea que plantease la suspensión del acuerdo comercial con Israel entendiendo que estaba violando la cláusula que le exige respetar los derechos humanos. Entonces Madrid y Dublín se encontraron muy solos, frente a un tema delicado que despierta profundas sensibilidades en países radicalmente contrarios a dar un paso de esta magnitud, como Alemania y Hungría.

Ahora la situación es diferente. Ayer se necesitaba que votasen a favor por lo menos catorce de los veintisiete ministros presentes para exigir a la Comisión que se pronunciase. Terminaron siendo diecisiete, incluidos los de Francia, Eslovaquia o Polonia. Solo nueve votaron en contra –entre ellos Alemania e Italia– y uno, Letonia, se mantuvo al margen. El bloqueo de ayuda humanitaria en Gaza ha terminado favoreciendo que una “fuerte mayoría” de países, como lo definió Kallas, se decidieran por apostar por esta revisión del acuerdo. Gaza “es un moridero, por no decir un cementerio”, lamentó ayer martes el ministro francés de Exteriores, Jean Noël Barrot.

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El español José Manuel Albares mandó una carta previamente a Kallas firmada por Eslovenia, Irlanda y Luxemburgo, para insistirle por esta cuestión. Albares llegó convencido a Bruselas de que hacen falta medidas concretas, porque “el tiempo de las palabras ha terminado, el tiempo de las declaraciones, el tiempo de las peticiones, llevamos ya demasiados meses…” “Lo que está ocurriendo en Gaza es demasiado grave –reflexionó–. Tenemos en estos momentos una operación militar que no tiene ningún sentido, salvo que se quiera convertir a Gaza en un inmenso cementerio. Tenemos una acción deliberada de Israel de impedir que entre la ayuda humanitaria y, por lo tanto, una hambruna inducida”, indicó a los medios presentes.

Lo que había comenzado a decantar la balanza fue otra iniciativa de un ministro de Exteriores, el de Países Bajos, de un Gobierno de derechas que se considera un firme aliado de Israel. Se trata de Caspar Veldkamp, que conoce bien el país porque había sido embajador en Israel y que convenció a otros al hablar de una revisión en lugar de una suspensión, un lenguaje más moderado para los países más escépticos.

“Se trata de un mensaje político a Israel de que esto no puede seguir como hasta ahora, que no se puede continuar como hasta ahora”, explicaba un diplomático comunitario que empujaba por esta cuestión.

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En la práctica, ahora la Comisión Europea debe evaluar si Israel cumple con las condiciones sobre derechos humanos estipuladas en el artículo dos, y luego trasladar este análisis para el estudio del Consejo Europeo. Fuentes diplomáticas explican que es poco probable que la UE termine suspendiendo este acuerdo comercial, pero subrayan que se trata de un importante mensaje de presión política sobre Netanyahu. Una posibilidad es que esta revisión lleve a proponer medidas como la suspensión de diferentes ámbitos del acuerdo, que se podría llevar a cabo por mayoría cualificada y no por unanimidad. La UE también había preparado nuevas sanciones sobre colonos israelíes violentos, una decisión que requería unanimidad y que fue bloqueada por Hungría.

Otra pequeña señal demostró ayer que poco a poco las cosas se están moviendo. El martes por primera vez una embajadora palestina presentó sus credenciales diplomáticas ante la UE al más alto nivel institucional. Por iniciativa del presidente del Consejo Europeo, António Costa, acordada con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la delegada general de Palestina ante la UE, Amal Jadou, les entregó su “carta de misión” junto a otra decena de embajadores en una ceremonia conjunta. Hasta ahora, sus antecesores lo habían hecho ante un jefe de protocolo tal y como tradicionalmente se ha hecho en la mayoría de Estados miembros que no reconocen el Estado palestino. Con los años esta práctica ha evolucionado y también los países que todavía no han reconocido a Palestina como Estado han recibido las credenciales palestinas a un nivel más alto.

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