
“Nuestro voto no es tan previsible como el de la mayoría, no se puede dar nunca por descontado”. Esa ha sido la advertencia que ha lanzado este domingo Carles Puigdemont al Gobierno de Pedro Sánchez desde Prats de Molló, en el sur de Francia, a apenas 13 kilómetros de la frontera. Ha sido en un acto en el que el expresident ha sacado pecho al celebrar el quinto aniversario de la fundación de su partido acompañado por la plana mayor de la organización posconvergente y una parte de la militancia, en un mitin cargado de mensajes de autoestima dirigidos a sus cuadros.
“Tenemos derecho a sacar pecho. Es un honor servir a Catalunya de la manera que lo hacemos y estamos orgullosos de lo que hemos hecho y de la forma en que lo hemos hecho”, ha señalado. “A los que nos enterraban: Que us bombin!”, ha proseguido el presidente de JxCat, parafraseando a Xavier Trias.
A los que nos enterraban: ‘Que us bombin!’”
Justo antes de lanzar el aviso que tenía como destino la Moncloa, un mensaje que va en la línea de lo expresado por la formación en estas últimas semanas, el líder de los posconvergentes había llamado a todos los miembros de su partido a “defender la lengua, las instituciones y los derechos históricos” y a plantearse en todas las administraciones, antes de dar apoyo a una iniciativa, si lo que se debate y vota beneficia a Catalunya, lo que ha definido como el “método Junts”.
En concreto, Puigdemont ha pedido cuestionarse si lo que se vota “es positivo para Catalunya”; si “respeta las competencias” de la Generalitat y la identidad; si se han aceptado las “propuestas imprescindibles” de JxCat; y si conduce a una “independencia efectiva”. “Eso sirve para el Parlament, para el Congreso, para el Senado y para los ayuntamientos”, ha rematado el dirigente soberanista. “Si nos permite avanzar, podrán tener nuestro apoyo. Y si es que no, lo de Trias”, ha concluido el expresident, que ha sido breve.
Antes de Puigdemont, han tomado la palabra en el escenario circular ubicado en la plaza del pueblo el alcalde de Prats de Molló, Claudi Ferrer, que ha ejercido de anfitrión, la secretaria de organización, Judith Toronjo, y el secretario general de JxCat, Jordi Turull. Unos parlamentos que han precedido a una comida popular en ese mismo emplazamiento.
El acto de este domingo, al que según los organizadores han acudido unas 1.500 personas, es el segundo que Junts monta para celebrar su fundación como partido político, tras la ruptura con el PDECat, en julio del 2020. El año pasado ya hubo un acto similar, unos días antes de que Puigdemont apareciera en Barcelonade forma fugaz el día de la investidura de Salvador Illa.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en Prats de Molló
En estos cinco años la situación política ha cambiado mucho. Cuando Junts dio sus primeros pasos ocupaba ya el Govern de la Generalitat y tenía la presidencia, aunque Quim Torra no se hizo militante; en mayo del 2021 volvió a entrar en el ejecutivo catalán, si bien como socio menor, ya que Esquerra quedó por delante con un escaño más, y a media legislatura salió del gobierno, dejando a los republicanos en minoría. Ahora la formación es el principal partido de la oposición en el Parlament de Catalunya.
A su vez, también han cambiado de forma substancial las circunstancias de Junts en Madrid. La formación de Puigdemont ha pasado de tener un papel secundario en el Congreso de los Diputados, ya que no era necesario su concurso en la mayoría que sustenta el gobierno central, a ser socio indispensable de los socialistas con sus siete votos para que las iniciativas que salen de la Moncloa salgan adelante. La formación facilitó la investidura de Pedro Sánchez a finales del 2023 a cambio de una ley de Amnistía que por ahora se niegan a aplicar algunos tribunales y de constituir en Suiza una mesa de negociación para abordar el conflicto catalán.
Ahor bien, la relación con el PSOE no pasa por su mejor momento y en JxCat consideran desde hace tiempo que la cuenta de resultados de sus negociaciones es demasiado exigua. Por eso exigen dar un vuelco a esta circunstancia con la amenaza de dejar de apoyar al Gobierno, a quien de vez en cuando el grupo posconvergente da algún susto en el hemiciclo. En ese sentido, en el pleno que se celebró en la Cámara Baja a principios de julio, en la que presidente del Gobierno dio la cara tras los presuntos casos de corrupción que afectan a los socialistas, los posconvergentes avisaron a Sánchez que ha entrado “en la prórroga” y que tiene que moverse si quiere seguir contando con su apoyo.

De todos modos, la formación tiene un escenario complejo, ya que tampoco prevé dar apoyo a una mayoría alternativa encabezada del PP y que requiere la participación de Vox. Además, existe el riesgo de que sus votos dejen de ser decisivos y no tengan el mismo valor.
En cualquier caso, la situación de Puigdemont, que en junio del 2022 dejó la presidencia del partido por voluntad propia y la recuperó en el congreso de octubre del 2024, sigue marcando el paso de la organización.
Su horizonte judicial podría aclararse este próximo otoño, si el Tribunal Constitucional decide corregir al Tribunal Supremo y aplica el olvido penal en la causa del procés o bien si en la justicia europea se resuelve a favor de los dirigentes independentistas. Eso, consideran en Junts, supondría un revulsivo y permitiría a la formación “competir en igualdad de condiciones”.