Las últimas semanas han sido agobiantes para la red Monero y su comunidad. También para su token, XRM, que cayó un 17% en los últimos siete días. Esto debido a lo que ocurre con el pool de minería Qubic y sus intentos «benévolos» de dominar el poder de procesamiento de aquella red.
La magnitud de la amenaza a Monero permanece ambigua e imprecisa entre datos y juicios contradictorios. ¿Que tan real es, pues, la posibilidad de que el pool controle el 51% o más del hashrate de esta red?
Como reportó CriptoNoticias, el propio equipo de Qubic asegura haber superado la mitad del poder de cómputo (hashrate) aportado a Monero, aunque esas cifras podrían estar siendo infladas adrede.
De ser cierto lo que dicen, dicho dominio computacional le permitiría realizar un ataque del 51% a Monero, gracias al cual podría reorganizar la cadena de bloques y revertir transacciones recientes, impedir que se confirmen otras o realizar un doble gasto, es decir, gastar las mismas monedas dos veces.
El problema es que son ellos mismos quienes reportan su tasa de hash, lo que carece de transparencia. Hasta aquí, ninguna plataforma de datos corrobora que Qubic tenga, en efecto, el hashrate que dice tener. Sitios web como Mining Pool Stats, por ejemplo, no revelan de manera consistente el poder de procesamiento del pool.
Sin embargo, la comunidad Monero e incluso firmas de análisis están en alerta.
Reorganizaciones de bloques: ¿ataque o coincidencia?
El 11 de agosto, un usuario perteneciente al ecosistema Monero reportó en X que «acaba de producirse una reorganización de 6 bloques, la segunda más grande hasta ahora».

Una reorganización de bloques (o reorg) sucede cuando una parte de la cadena es reemplazada por otra más larga, como se ve en la imagen anterior.
Esto puede ocurrir de manera natural, cuando dos mineros encuentran bloques casi al mismo tiempo y uno de ellos termina siendo descartado. Sin embargo, en un escenario malicioso, un atacante con el poder suficiente puede generar reorganizaciones profundas para revertir transacciones.
Horas más tarde, el 12 de agosto, desde aquella misma cuenta de X afirmaron:
“La red de Monero todavía se mantiene en pie y las reorganizaciones han cesado en las últimas horas. Las dos reorganizaciones más grandes fueron de 7 y 6 bloques de tamaño, cada una ocurriendo una sola vez. No está claro cuánto hashrate tenía Qubic, pero durante un corto período de tiempo fueron notablemente más eficientes en su ataque”.
Xenu monero, usuario de X de la comunidad Monero.
En respuesta a la alarma genera por esa reorganización de bloques, un desarrollador sentenció:
“Una reorganización de 6 bloques no significa que un «ataque del 51%» haya sido exitoso. En ese caso, veríamos reorganizaciones de profundidad ilimitada/sin bloques minados por cualquier otro pool de minería (asumiendo que el adversario censura otros pools de minería, como este lo hace). Sí significa que un adversario con una gran cantidad de hash tuvo suerte”.
Luke Parker, desarrollador de SeraiDEX.
Según esa explicación, una reorganización de 6 bloques no equivale a un ataque exitoso: para que lo sea, el atacante tendría que generar reorganizaciones de mayor profundidad, lo que en términos temporales significaría producir una cadena más larga durante varias horas o incluso días, siempre que disponga de los recursos técnicos y financieros necesarios para sostenerlo.
Lo ocurrido, sostiene Parker, podría ser simplemente el resultado de que Qubic tuviera un golpe de suerte al encontrar bloques de forma consecutiva gracias a un alto poder de cómputo temporal.
Desde la plataforma de investigación BitMEX, el análisis fue cauto: «Parece que pudo haber habido una reorganización deliberada de 6 bloques en Monero por parte de Qubic».
Sin embargo, desde ese sitio aclaran que «no está claro si hubo un ataque de doble gasto o si se trató solo de selfish mining, es decir, intentar ganar más recompensas por bloque».
Si bien para los investigadores de BitMEX el pool Qubic tiene «significativamente menos del 51% del hashrate» y consideran «poco probable» que el pool ostente tal poder de cómputo, consideran que sí podría albergar más del 33%, «donde la práctica selfish mining es rentable» (asumiendo que el precio de la moneda no caiga).
La minería egoísta (selfish mining) es una estrategia en la que un minero o pool retiene en secreto los bloques que encuentra, en lugar de publicarlos de inmediato.
Con esa práctica, se intenta construir una cadena privada más larga que la pública. Al revelarla en el momento oportuno, esta cadena invalida los bloques de otros mineros. Un atacante con suficientes recursos técnicos y financieros podría sostenerla durante varias horas o incluso días, incrementando el alcance de su ventaja.
El objetivo es aumentar las propias recompensas reduciendo las ganancias de la competencia, sin necesariamente controlar el 51% del hashrate.
Otros usuarios han acusado a Qubic de exagerar sus cifras. Uno de ellos escribió:
“Están mintiendo sobre su porcentaje total de red, lo que podría asustar a la gente para vender, bajar el precio y, en consecuencia, provocar una salida masiva de mineros por falta de rentabilidad, facilitando así un 51%. Tienen cientos, si no miles, de bots difundiendo esta mentira del 51% y FUD en múltiples plataformas y entre periodistas. La mejor manera de combatirlo es simplemente desmentir las mentiras cuando se vean”.
Tuxpizza, usuario de X.
Este señalamiento introduce otra consideración: la posibilidad de que el discurso de Qubic busca influir en el mercado y en favor de su propio token, independientemente de la capacidad técnica real del pool.
Por otro lado, algunos analistas consideraron que el ataque podría haber sido exitoso. Entre ellos, Charles Guillemet, CTO de Ledger, estimó que un ataque de este tipo a Monero costaría alrededor de 75 millones de dólares por día.
El fundador de la firma de ciberseguridad SlowMist también expresó su preocupación por el posible control de Qubic sobre la red, advirtiendo que el ataque habría sido consumado.
En este momento, la evidencia disponible indica que Qubic no controla de forma sostenida más del 51% del hashrate de Monero. El desenlace dependerá de si Qubic puede sostener, o realmente alcanzar, el nivel de control que afirma tener, y de cómo reaccionen los demás actores de la red ante este escenario.