Redadas del Gobierno sirio contra “criminales de guerra”

El nuevo Gobierno sirio inició este jueves una operación de “peinado a gran escala” para buscar a “criminales de guerra” y prófugos de la justicia en Homs, capital de la provincia homónima, en el centro de Siria, uno de los escenarios de choques internos la semana pasada, informaron fuentes oficiales.

“El Ministerio del Interior, junto al Departamento de Operaciones Militares, inicia una operación de peinado a gran escala en los barrios de la ciudad de Homs en busca de criminales de guerra y de los implicados en crímenes que se negaron a entregar sus armas y a visitar los centros de reconciliación”, indicó la agencia oficial de noticias siria, SANA.

El ministro de Información del nuevo poder islamista promete “libertad de prensa y de expresión”

Además, las autoridades llamaron a la población de dos barrios de la capital provincial, concretamente de Wadi al Dahab y Akrama, para que permanezcan en sus casas “y cooperen plenamente” con las unidades de seguridad “hasta que finalice la campaña de peinado o hasta que permitan el toque de queda”, afirmó la agencia, sin dar más detalles.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una oenegé cuya sede se encuentra en el Reino Unido, pero que cuenta con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, asegura que esta operación incluye a las personas implicadas en la incitación a las manifestaciones que tuvieron lugar la semana pasada “además de algunos considerados como shabiha (matones), supuestamente implicados en actos de violencia y crímenes durante los últimos años”.

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Hace unos días, el Mando de Operaciones Militares –de las nuevas autoridades sirias– impuso un toque de queda en la ciudad de Talbiseh, en la periferia norte de Homs, y comenzó una campaña de redadas en algunas casas de personas buscadas por casos que incluyen “robo” y otros actos. Durante las redadas en varios barrios de Talbiseh, al menos nueve personas acusadas de narcotráfico y secuestros fueron detenidas, según la citada oenegé.

Esta operación se produce una semana después de que miles de miembros de la minoría alauita –derivada del chiísmo y a la que pertenecen los Al Asad– salieran a las calles en varios puntos del país a raíz de la difusión de un vídeo que mostraba un ataque contra un templo importante para su fe y que las autoridades interinas aseguran que fue grabado hace semanas.

Las manifestaciones dejaron varios muertos y provocaron la imposición de toques de queda, y el envío de refuerzos de seguridad a las zonas afectadas: Mezzeh 86, la provincia central de Homs y las costeras Tartus y Latakia, el corazón alauita en este país de mayoría suní.

Estos fueron los primeros incidentes serios desde el inicio de la transición siria, tras el derrocamiento del presidente Bashar el Asad el pasado 8 de diciembre por una ofensiva liderada por la alianza islamista Organización para la Liberación del Levante (HTS, según sus iniciales en árabe).

Por su parte, el nuevo ministro de Información, Mohamed el Omar, apuesta por que Siria tenga una prensa “libre” y se compromete a garantizar “la libertad de expresión”. “Sufrimos una fuerte restricción de la libertad de prensa y de expresión en tiempos del régimen [de la familia El Asad], que practicaba la censura. Esta nueva etapa se abre a la reconstrucción de un campo mediático sirio libre, objetivo y profesional”, asegura el ministro.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos hizo público el miércoles su último recuento de víctimas mortales provocadas por los más de trece años de guerra civil en Siria: al menos 528.592 muertos. De ellos, 181.939 son civiles, de los cuales 15.207 son mujeres y 25.284 son niños.

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