Vesta es un grupo especializado en la rehabilitación y restauración del patrimonio histórico, con una cuidada selección de proyectos de alto valor arquitectónico, urbano o social. En 2025 ha impulsado una nueva estructura con dos líneas diferenciadas –Vesta Restaura y Vesta Rehabilitación– y el año pasado superó los 30 millones de euros de facturación. Su sede, situada en el barrio barcelonés de Coll-Vallcarca, ocupa un edificio con historia que ejemplifica su visión: preservar el pasado y proyectarlo hacia el futuro.
¿Cómo definís vuestra manera de entender la rehabilitación y la restauración?
Para nosotros no existe una fórmula única. Cada proyecto es singular y requiere un enfoque específico. Nuestro planteamiento se basa en el respeto, la escucha y la comprensión profunda de cada edificio y de su contexto. A partir de ahí proponemos soluciones que consideramos adecuadas, siempre desde un trabajo colectivo que implica tanto al equipo de Vesta como a todos los agentes que participan. La rehabilitación es, para nosotros, un compromiso con el pasado, una lectura del presente y una mejora pensada para el futuro. Supone estar plenamente presentes en cada intervención y actuar con responsabilidad, teniendo en cuenta el impacto social, cultural y urbanístico que puede generar.
¿Por qué decidís preservar la memoria de un edificio y adaptarlo a los usos actuales?
Trabajamos en edificios que, en algunos casos, tienen mil años de historia, como la necrópolis de Tarragona, el monasterio de Santes Creus, los baños árabes de Córdoba o la propia Sagrada Familia. Pero lo que realmente nos motiva es el valor que estos espacios tienen para la sociedad. Lo que representan, lo que transmiten. Somos afortunados de contar con este legado y tenemos la obligación de hacerlo perdurar. Detrás de cada proyecto hay mucho más que una ejecución técnica: hay reflexión, trabajo compartido y decisiones tomadas con sumo cuidado. Nuestro objetivo es lograr que estos espacios sigan vivos, cercanos, accesibles y útiles, sin perder la esencia que los define.

Vesta dispone de un equipo formado por más de cien profesionales
¿Rehabilitar puede ser más sostenible que construir de nuevo?
Totalmente. Rehabilitar es, en muchos casos, la opción más coherente con los retos medioambientales actuales. Es una manera de dar más vida a lo que ya existe y, con ello, evitar nuevos impactos. Es como reparar unos pantalones que aún tienen un buen tejido. Arreglar la cremallera o una costura permite seguir utilizándolos. En cambio, fabricar unos nuevos implica volver a producir materias primas, coser, teñir, transportar… con todo el coste ambiental que eso supone. Con los edificios ocurre exactamente lo mismo. Cuando rehabilitamos, conservamos lo que todavía funciona, mejoramos lo necesario y evitamos el impacto de empezar de cero. Es una decisión responsable, que responde a criterios de sostenibilidad y eficiencia.
¿Cómo impactan vuestros proyectos en el entorno y en la vida de las personas?
Nuestra labor no se limita al ámbito arquitectónico. Cuando rehabilitamos un edificio, también potenciamos su valor social y emocional. Recuperar espacios puede transformar la experiencia de vivir en un barrio o en una ciudad, porque conecta a las personas con su historia y con un sentimiento de pertenencia. Todos hemos experimentado la sensación de redescubrir un espacio rehabilitado y sentirnos vinculados a él de otra manera. Esta es también una de las grandes aportaciones de nuestro trabajo: generar conexión emocional y revitalizar el entorno.

Con nuestra actuación, hacemos que los edificios sean más humanos y saludables»
¿Qué valores guían a Vesta a la hora de escoger y ejecutar los proyectos?
La emoción es el criterio que nos guía. Nos sentimos profundamente vinculados al patrimonio, a la memoria colectiva y a las vidas que estos espacios han acogido. Por eso entendemos la rehabilitación como una oportunidad para reconectar con estos lugares cargados de historia, arquitectura y significado. Nuestro trabajo no se limita a restaurar estructuras. Queremos dar sentido a los espacios, hacerlos habitables, sostenibles y emocionalmente potentes. En definitiva, nos mueven las obras que emocionan.
¿Qué papel juega la Fundación DVesta dentro de vuestro proyecto empresarial?
Es la herramienta con la que expresamos nuestro compromiso más allá del sector constructivo. Nos permite canalizar iniciativas sociales, medioambientales y culturales alineadas con los valores de la empresa. A través de la fundación promovemos proyectos relacionados con la sostenibilidad, la inclusión, la educación y el fomento del arte y del talento. Es una manera de construir también vínculos con el entorno e impulsar una sociedad más consciente y creativa.

Trabajos de intervención en el Real Monasterio de Santes Creus
¿Tenéis algún proyecto que simbolice especialmente bien esta filosofía?
Cada uno de nuestros proyectos refleja los valores de Vesta. Tanto en los detalles más pequeños como en las intervenciones más complejas buscamos siempre generar impacto más allá de los muros: identidad, memoria, emoción. En este momento trabajamos en varios edificios situados en centros históricos, como antiguos conventos o fábricas que han quedado en desuso. También transformamos edificios patrimoniales que adquieren nuevos usos. A través de estas actuaciones recuperamos espacios cargados de historia y los integramos de nuevo en la vida colectiva.
¿Habéis contado con algún partner financiero que os haya ayudado a consolidar vuestro modelo?
En los últimos años hemos contado con el apoyo de BBVA como socio financiero, lo que nos ha permitido crecer de manera estructurada, manteniendo siempre nuestra esencia y nuestros principios. Esta colaboración ha sido clave para consolidar nuestro modelo, asumir proyectos más ambiciosos y seguir desarrollando una manera de trabajar que entiende la rehabilitación como un acto de respeto y transformación.