
Reunión de urgencia, por videoconferencia pero solemne. Eso significa que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, escucha en su despacho, bandera de Rusia al fondo, lo que sus ayudantes le explican a través de una gran pantalla. Y toda la escena se retransmite por la televisión estatal. El interlocutor de ayer fue el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, el general Valeri Guerásimov, que informó al jefe del Kremlin que la misión para expulsar a las tropas ucranianas de la región fronteriza de Kursk se había completado con éxito. Pero Kyiv lo negó, calificó de “propaganda” el anuncio y aseguró que sus tropas siguen en ese territorio ruso.
“Hoy se ha liberado de unidades ucranianas la última localidad del óblast de Kursk, la aldea Gornal”, dijo Guerásimov. De esta forma, añadió, concluye la expulsión de las formaciones de Ucrania que penetraron en territorio ruso en agosto de 2024, en una arriesgada incursión terrestre.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo entonces que era una forma de devolver la guerra de donde había venido. Como declaró el dirigente ucraniano, Kursk también podría haberle servido a Kyiv como moneda de cambio por alguno de los territorios ucranianos bajo control ruso desde que estallara el conflicto, en febrero de 2022, cuando Putin envió decenas de miles de soldados contra el país vecino.
Guerásimov confirma la participación de soldados norcoreanos en la operación para recuperar Kursk
“La aventura del régimen de Kyiv ha fracasado por completo”, dijo el dirigente ruso después de felicitar a los militares rusos por el éxito logrado.
Guerásimov confirmó ayer la participación de militares de Corea del Norte en las batallas de Kursk. Era la primera vez que Rusia hablaba abiertamente de la presencia de soldados norcoreanos en la región.
Los soldados norcoreanos “de conformidad con el Acuerdo de asociación estratégica integral entre nuestros países han prestado una asistencia significativa en la derrota de la agrupación de las fuerzas armadas de Ucrania”, dijo el jefe del Estado Mayor ruso. Y destacó su “profesionalismo, resistencia y heroísmo”. Meses después de que Putin y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, firmasen dicho pacto, en junio de 2024, Corea del Sur, Estados Unidos y Ucrania denunciaron la presencia de tropas norcoreanas en Kursk, 10.000 según Washington.
Los combates en Kursk comenzaron en la madrugada del 6 de agosto de 2024. Las tropas ucranianas lograron cruzar la frontera y ocupar varias poblaciones. Según el entonces gobernador interino de Kursk, Alexéi Smirnov, ocuparon 28 localidades, la más importante de las cuales era Sudzha, ciudad de 5.000 habitantes.
Las autoridades rusas no informaron de la pequeña porción de la región que controlaba el enemigo hasta enero, cuando dijeron que eran 1.268 kilómetros cuadrados.
La incursión ucraniana provocó la evacuación de civiles, 112.000 según la comisionada para los derechos humanos de Rusia, Tatiana Moskalkova.
Rusia ha recuperado Kursk en varias etapas. Ya en septiembre lograron retomar diez pueblos. A mediados de enero, el Ministerio de Defensa ruso dijo que el territorio controlado por las fuerzas ucranianas se había reducido a 460 kilómetros cuadrados. Con la liberación de Sudzha, el 13 de marzo, la suerte quedó echada.
“La derrota total del enemigo en la zona fronteriza de Kursk crea las condiciones para futuras acciones exitosas de nuestras tropas en otras zonas importantes del frente y aproxima la derrota del régimen neonazi”, dijo Putin, refiriéndose al Gobierno de Kyiv.
Este, por el contrario, negó que sus tropas hayan sido expulsadas de Kursk. El Estado Mayor ucraniano señaló en un comunicado que “no hay riesgo” de que sus tropas que aún están en Kursk sean rodeadas, y señaló que hablar de “derrota” es “propaganda” rusa.
“La operación defensiva de las fuerzas de Ucrania sigue en ciertas zonas de la región de Kursk”, continuó el comunicado, aunque en él se reconocía que la situación de las tropas es “difícil”.