
Doce meses dan para mucho si se persigue la compra y fusión de un banco por parte de otro. Pero han sido claramente insuficientes si el opado se defiende con todo.
La opa del BBVA sobre el Sabadell ya es la operación más larga de la historia de la banca en España y pese a estar cerca el final, nadie se atreve a hacer una predicción sobre cuál será el resultado de la misma. Los continuos giros de guion (esta semana se dio el último con la inédita consulta pública lanzada por el Gobierno) descolocan incluso al mercado, que lleva la cotización a vaivenes no habituales en la recta final de la opa. El viernes la prima por comprar el Sabadell volvió a situarse en terreno negativo (un -3,7%) tras días acercándose al 0. Eso significa que si la opa hubiera sido el viernes, los accionistas del Sabadell que aceptaran la oferta del BBVA (que es en acciones) habrían perdido más de un 3% de su inversión.
Los mercados no vislumbran el final y dejan la prima de la opa otra vez en terreno negativo
Cuando el lunes el presidente Pedro Sánchez informó al presidente del BBVA, Carlos Torres, y al del Sabadell, Josep Oliu, en su conferencia del Cercle de la apertura de un formulario para que todos los afectados pudieran opinar, los primeros momentos fueron de desconcierto porque no estaba claro si ese mecanismo paralizaría los plazos y alargaría la operación. No fue hasta horas después cuando el Ministerio de Economía de Carlos Cuerpo confirmó que todo se desarrollaría dentro de los plazos legalmente establecidos de 15 días hábiles para decidir si se eleva al Consejo de Ministros la decisión sobre autorizar la opa con la condiciones impuestas por la CNMC, reducir esos compromisos o establecer unos nuevos basados en el interés general.
La consulta ha dado pie a que este viernes, las principales entidades económicas de Catalunya (como las patronales) a instancias de las Cambres de Comerç firmaran una carta para Sánchez en la que le reclaman que impida la operación y que el Sabadell siga siendo una entidad independiente. Mientras, esas mismas entidades y otras como el Cercle d’Economia o los sindicatos preparan sus comentarios al formulario de la consulta pública.
El Ejecutivo ha dejado claro que está en contra
Cuando llegue la operación a la mesa del Consejo de Ministros es todavía una incógnita qué medidas puede adoptar. Las fuentes consultadas creen que podrían ser como las impuestas por el Gobierno italiano a Unicredit, con ventas de partes del negocio o con la obligación de mantener determinados porcentajes de crédito. Pero también podrían ser otras menos duras –pero caras para los intereses del BBVA– como una moratoria de varios años para poder despedir empleados, cerrar oficinas o poder fusionarse con el Sabadell.
Si las condiciones fueran tan duras que al BBVA no le saliera a cuenta seguir adelante podría renunciar, como en algún momento ya ha dicho. En el caso de seguir adelante, si la opa fuera un éxito y pudiera fusionarse con el Sabadell, antes debería contar con el visto bueno del Gobierno. Hasta ahora el Ejecutivo de Sánchez ha dejado entrever en todas las ocasiones que no está a favor de la fusión.
Sea como fuera, lo seguro es que la partida sigue abierta y todos los implicados dan por hecho que el guion final está por escribir. Un guion que, por cierto, si fuera el de una opa pactada entre las partes es muy posible que ya estuviera cerrado y con la compra completada y ejecutada.