

En plena ola ultra global –y eso que Donald Trump aún no había regresado a la Casa Blanca– Pedro Sánchez y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aprovecharon los márgenes de la última semana de alto nivel de la ONU y, el 24 de septiembre del 2024, lanzaron desde Nueva York una suerte de réplica progresista a la “internacional ultraderechista” que, según denunciaron, extiende sus tentáculos por todo el planeta. “Los ataques de la ola reaccionaria que amenazan a todas las democracias tienen una dimensión trasnacional que exige una respuesta coordinada”, alegó el mandatario español.
Aquella iniciativa –bautizada con el lema “En defensa de la democracia, luchando contra el extremismo”– apenas reunió a una decena de representantes de países de todo el mundo, entre los que aún se encontraba Estados Unidos. Pero entre los convocados también estaba el joven presidente de Chile, Gabriel Boric, que alzó la mano. “Yo quiero darle continuidad a esta iniciativa”, advirtió.
Y así nació la reunión de alto nivel “Democracia siempre”, que hoy arranca en Santiago de Chile. Un evento que este mismo lunes reunirá al español Sánchez, al brasileño Lula da Silva y al chileno Boric, con el flamante presidente de Uruguay, Yamandú Orsi –en el cargo desde marzo–, y el mandatario de Colombia, Gustavo Petro.
El jefe del Ejecutivo rendirá homenaje a José Mujica con una visita a su viuda en la escala de Montevideo
La pretensión es avanzar en una posición compartida, entre estos cinco líderes latinoamericanos, en favor del multilateralismo, los derechos humanos y la cooperación global basada en la justicia social. Un “festival de la democracia”, según lo denominan los anfitriones, en un escenario internacional en el que pintan bastos, a su juicio, por las posiciones del estadounidense Trump, el ruso Vladímir Putin, el israelí Beniamin Netanyahu, el húngaro Viktor Orbán o el argentino Javier Milei, entre otros tantos… como el español Santiago Abascal, líder de Vox.
La reunión de Santiago de Chile se presenta, por tanto, como una “contranarrativa” progresista, una alternativa al auge de los “extremismos y populismos” de derechas que los convocantes consideran que amenazan, y con notable riesgo de éxito, a los sistemas democráticos del mundo. Y la intención, según avanzan, es explorar fórmulas para tratar de blindar a las instituciones democráticas frente al riesgo ultra.
Cada país se reparte los papeles en esta estrategia. Así, Chile se encargará de exponer recetas para el fortalecimiento de la democracia, el multilateralismo y el orden internacional basado en reglas. España, por su parte, se ocupará de proponer iniciativas para la lucha contra la desinformación en el ámbito digital, según los proyectos que ya tiene en marcha el Gobierno. Por último, Brasil centrará sus aportaciones en el combate contra las desigualdades sociales. Estos serán los tres ejes de la reunión, y las resoluciones se llevarán a la próxima cita del grupo, ampliado con más integrantes, con ocasión de la asamblea general de la ONU en septiembre en Nueva York.
En la cumbre de Santiago participarán también una cuarentena de centros de pensamiento y think tanks de los cinco países reunidos. Entre los españoles, figuran las fundaciones Alternativas y Avanza. Todos ellos presentarán en la cita un manifiesto por la democracia, al margen pero en sintonía con la declaración política que emanará de la reunión de los líderes de los cinco países.
Santiago de Chile será, en todo caso, la primera escala de la nueva gira latinoamericana emprendida por Sánchez: la séptima ya desde que llegó a la Moncloa en el 2018. El viaje proseguirá en Montevideo, capital de Uruguay, donde el martes el mandatario español se volverá a reunir con el presidente Orsi; y culminará en Asunción, donde el miércoles Sánchez celebrará un encuentro con el presidente de Paraguay, Santiago Peña.
El mandatario español explora con Lula, Boric, Orsi y Petro fórmulas contra la “internacional reaccionaria”
Esta segunda parte de la gira por Uruguay y Paraguay tiene para Sánchez un carácter más bilateral, económico y empresarial que político, mientras sigue pendiente de ratificarse en este semestre de presidencia de turno danesa –y no sin dificultades– el acuerdo comercial entre la UE y los países del Mercosur, que ahora preside Brasil. Un proyecto fundamental para el Ejecutivo español, ante la guerra comercial y arancelaria desatada por Trump.
Sánchez, no obstante, se reserva una visita muy simbólica y también de alto calado político en este primer viaje a Uruguay, ya que rendirá homenaje a José Mujica –todo un referente de la izquierda mundial, que presidió el país entre el 2010 y el 2025, y falleció el pasado mes de mayo– en un encuentro con su viuda, Lucía Topolensky, en la modesta chacra (granja) que ambos compartieron durante más de 30 años en Rincón del Cerro, en la periferia de Montevideo.
El líder socialista ya estuvo en varias ocasiones en Argentina –en junio del 2021 se reunió con su entonces presidente, Alberto Fernández– en el curso de otras giras. Pero en esta ocasión prevaleció su objetivo de visitar los países del Cono Sur donde aún no había estado, como Uruguay y Paraguay, sin tener que afrontar un incómodo choque político con el argentino Milei.