

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, insiste este miércoles en una entrevista concedida a The Guardian en sus acusaciones contra algunos jueces que, a su juicio, “hacen política” y las extiende más allá de las fronteras españolas y en particular contra partidos y gobiernos progresistas.
El jefe del Ejecutivo español ha concedido una entrevista al rotativo británico coincidiendo con su visita al primer ministro de ese país, el laborista Keir Starmer, en Londres en la que también ha denunciado que el doble rasero de Occidente con relación a las guerras en Ucrania y Gaza amenaza con socavar su posición global y describió la respuesta de Europa ante la crisis en la franja palestina de “fracaso”.
Al preguntársele si confiaba en la justicia española, dadas sus afirmaciones de que su esposa, Begoña Gómez, investigada por tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo, es víctima de una campaña de desprestigio judicial de la derecha y la ultraderecha, el jefe del Ejecutivo español respondió como hizo el lunes en TVE que ”la gran mayoría de los jueces en España cumplen con sus obligaciones y hacen su trabajo… Pero hay algunos jueces que están haciendo política”, y añadió que “esa es una realidad a la que nos enfrentamos no solo en España, sino también en muchas otras democracias, especialmente cuando se trata de fuerzas o gobiernos progresistas”.
A lo largo de la entrevista, Sánchez, el primer alto dirigente europeo en acusar a Israel de genocidio en Gaza, se mostró satisfecho de que otras naciones europeas siguieran el ejemplo de España al reconocer un Estado palestino, pero reconoció que la respuesta de Europa había sido deficiente. “Es un fracaso”, declaró. “Totalmente. También es una realidad que, dentro de la Unión Europea, hay países divididos sobre cómo influir en Israel. Pero, en mi opinión, esto es inaceptable y no podemos aguantar más si queremos aumentar nuestra credibilidad ante otras crisis, como la que afrontamos en Ucrania”. ”Las causas de estas guerras son completamente diferentes, pero, al final, el mundo mira a la UE y también a la sociedad occidental y se pregunta: ”¿Por qué aplican un doble rasero con respecto a Ucrania y con respecto a Gaza?”.
El presidente describió, además, el ataque de Israel contra la franja de Gaza como uno de los episodios más oscuros de las relaciones internacionales del siglo XXI.
Sánchez consideró que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, intenta poner fin al orden global basado en normas establecidas tras la II Guerra Mundial. “La realidad más impactante a la que nos enfrentamos es que el principal artífice del orden internacional —que es Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial— ahora está debilitándolo, y eso no será positivo ni para la sociedad estadounidense ni para el resto del mundo, especialmente para los países occidentales”, afirmó. “Por eso creo que existe una oportunidad para la Unión Europea y también para el Reino Unido”.
Sánchez reafirmó que España era un “socio fiable” en la OTAN y que está intentando preservar “la mejor relación” con la Casa Blanca, independientemente de quién estuviera al mando en Washington. Así, defendió un “enfoque pragmático” en la relación con Estados Unidos”. “Al mismo tiempo, creo que tenemos una visión diferente sobre cómo afrontar los desafíos que enfrentan el mundo y nuestras sociedades. Y creo que es un grave error abandonar el Acuerdo de París y reducir las contribuciones a los programas de ayuda y a la Organización Mundial de la Salud. Pero, en definitiva, nuestras sociedades se enfrentan a desafíos globales que no entienden de fronteras, y necesitamos fortalecer nuestra cooperación y colaboración”, alegó.
Sánchez también defendió los beneficios de la migración frente a la línea dura adoptada por Starmer. “El dilema al que se enfrentan las sociedades occidentales es si decidimos ser una sociedad abierta y en crecimiento, o una sociedad cerrada y en contracción”, afirmó. “Y hasta el momento, creo que la gran mayoría de los ciudadanos españoles comprende perfectamente que la migración también es una oportunidad, no solo un deber moral. Es una oportunidad para responder eficazmente a los retos que afrontamos en términos de crecimiento económico, mercado laboral o para contribuir a la financiación de nuestro estado de bienestar en el presente y el futuro”.
El jefe del Ejecutivo culpó a los partidos tradicionales de derecha de romper el consenso sobre la respuesta a la emergencia climática al copiar las políticas de sus rivales populistas y de extrema derecha. “El problema al que nos enfrentamos ahora es que hay partidos tradicionales de derecha que quizá no nieguen la realidad científica, pero que actúan y se comportan como si el cambio climático no existiera. Y este es el mayor problema. Creo que el mayor error que cometen los partidos tradicionales de derecha —no la extrema derecha— es intentar convertir la evidencia científica sobre el cambio climático en luchas ideológicas y políticas. Y esto es algo que estamos viviendo en España”, señaló.