

Si Pedro Sánchez está tocado, en medio de la tormenta política por el escándalo de presunta corrupción que atenaza al PSOE, quiere demostrar que no está hundido y que está dispuesto a resistir. El presidente del Gobierno trata de recuperar el pulso y escapar al cerco de la polémica por el “triángulo tóxico” de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García. Tras sellar el domingo un acuerdo con la OTAN, para invertir un 2,1% del PIB en defensa –y no el 5% demandado, para no comprometer su agenda social-, y plantar cara en redes tanto a José María Aznar como a Alberto Núñez Feijóo, Sánchez ha salido este lunes de la Moncloa para protagonizar un acto conmemorativo por el vigésimo aniversario de la legalización del matrimonio igualitario, acompañado por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Justo al tiempo que Ábalos y Koldo García comparecían ante el Tribunal Supremo.
Sin hacer ninguna mención a la sombra de supuesta corrupción en el PSOE de la que ahora trata de defenderse, Sánchez ha celebrado en su intervención el avance en derechos y libertades que supuso la aprobación del matrimonio igualitario en el Congreso, el 30 de junio del 2005, y que ha agradecido expresamente al propio Zapatero. Pero el presidente del Gobierno se ha mostrado sobre todo contundente en su rechazo a las guerras, justo la víspera de que arranque en La Haya la cumbre de la OTAN en la que está previsto que coincida con Donald Trump, después de que este fin de semana el presidente de Estados Unidos haya bombardeado las instalaciones nucleares de Irán.
“Nuestro mundo es cada vez más hostil, más bélico, más proclive al conflicto y a la confrontación, más susceptible de sucumbir a los cantos de sirena de guerras que nunca traen nada bueno”, ha advertido Sánchez, en implícita alusión a Trump. “La historia del siglo XX nos ha enseñado al conjunto de la sociedad, a golpe de sangre y fuego, que las guerras nunca traen nada bueno, y nunca hay vencedores sino que somos todos perdedores”, ha recalcado.
“Los discursos de guerra y odio podrán hacer mucho daño, pero no van a ganar; no mientras tengamos voz y memoria”, advierte Sánchez
El jefe del Ejecutivo ha insistido en apostar por la paz, y a no resignarse a renunciar a la palabra para resolver conflictos. “Yo hoy quiero reivindicar la diplomacia, el diálogo y el multilateralismo como la mejor forma de que nuestros pueblos convivan en un planeta que compartimos”, ha defendido. “Los discursos de guerra y de odio podrán hacer mucho daño, como están haciendo, pero no van a ganar. No mientras tengamos voz y memoria”, ha reclamado. “No mientras sepamos que cada derecho conquistado costó demasiado, como para dejarlo en manos de cínicos o de cobardes”, ha zanjado.
“Este país ya eligió avanzar”, ha asegurado Sánchez, en referencia a las posiciones de la derecha. “Que lo escuchen bien tanto dentro como fuera: aquí no se retrocede, aquí se avanza y se mira siempre hacia adelante”, ha concluido.
Zapatero, que ha precedido a Sánchez en el uso de la palabra durante este acto celebrado en el Museo del Traje en Madrid, ha resaltado la “determinación y valentía” del presidente del Gobierno tras sellar la víspera el acuerdo con la OTAN. Según ha subrayado, este acuerdo será “muy importante para España”, porque permitirá preservar los derechos sociales que ha advertido que se verían comprometidos con el incremento del 5% del gasto militar que demandaba Trump.
Zapatero reprocha que la Conferencia Episcopal no demandara elecciones durante los 40 años de la dictadura de Franco que mantuvo “bajo palio”
El expresidente del Gobierno, uno de los grandes apoyos de Sánchez en las duras y en las maduras, ha recordado que ya hace veinte años los obispos se manifestaron en las calles, animados por el PP, en protesta contra la ley del matrimonio homosexual. “Me acusaron de ser el diablo, porque iba a acabar con la familia. Nunca vi tantos obispos”, ha ironizado Zapatero. Y muy dispuesto a “politizar este acto”, según ha prometido al arrancar su intervención, ha lamentado que los obispos “ahora vuelven a salir, para pedir elecciones”. Pero ha reprochado que la Conferencia Episcopal no reclamara elecciones durante los 40 años de la dictadura de Franco, a la que ha criticado que mantuvo “bajo palio”.