

Pedro Sánchez y María Jesús Montero han reunido este domingo en Málaga a unas 4.000 personas en un mitin con claros aires de precampaña en una comunidad que, junto a Castilla y León, protagonizará las próximas citas electorales en la primavera de 2026. El presidente del Gobierno ha aprovechado el acto para fijar las bases programáticas con las que el PSOE ha querido abrir el curso político, las mismas que presentará este lunes ante diputados y senadores en la Interparlamentaria que el partido celebrará en el Congreso.
La agenda que ha esbozado Sánchez tiene un marcado acento social y girará en torno a vivienda, educación, sanidad… y la política exterior marcada por Palestina. En materia de vivienda, el jefe del Ejecutivo ha anunciado que el Gobierno ha decidido revocar la licencia de uso turístico a 53.000 pisos en todo el país para destinarlos al alquiler habitual, de los que 6.000 se localizarán en Málaga. “Eso es gobernar para la gente”, ha reivindicado el líder socialista.
Sobre la ofensiva militar israelí en Gaza, Sánchez ha medido su discurso para conciliar el respeto a los deportistas de la Vuelta Ciclista a España con un respaldo explícito a “las movilizaciones por las causas justas”. Pero por encima de cualquier consideración ha destacado que España “brilla como ejemplo ante la comunidad internacional dando un paso al frente”. Y ha añadido: “Fuera de nuestras fronteras miran con orgullo cómo en un país tan plural como el nuestro nos ponemos de acuerdo por una causa como los derechos humanos. Viva el pueblo español, digámoslo con el orgullo de ser un ejemplo en todo el mundo”.
El mitin en Málaga también ha servido a Sánchez para confrontar con la oposición acusando al PP de haberse instalado en “el ruido y los insultos”, en lugar de proponer alternativas. “¿Qué dijo Feijóo cuando llegó a la dirección del PP? Que venían a ganar, no a insultar. ¿Dónde está ahora? En el insulto y la oposición”, ha ironizado.
Sánchez ha entrado en el cuerpo a cuerpo con Alberto Núñez Feijóo y ha cargado contra el PP por haberse instalado —dijo— “en el ruido y los insultos”. El presidente ha definido al líder popular como “una mala copia de Abascal, que solo vota en contra del interés general y de la mayoría social de este país”. En su opinión, populares y Vox “se han mimetizado” hasta resultar indistinguibles.
“El permiso para gobernar lo da la gente con su voto, no los insultos”, ha subrayado Sánchez, que ha hecho de la denuncia de “la mala educación” uno de los ejes centrales de su intervención.
Sánchez bendice a Montero en Málaga: “Será la próxima presidenta de Andalucía”
El protagonismo del mitin ha recaído también en María Jesús Montero, llamada a ser la gran baza socialista en Andalucía. En este sentido, tras ensalzar también la elección de otros ministros como Pilar Alegría, Diana Morán u Óscar López, que cuentan con su “admiración y reconocimiento”, Sánchez ha asegurado que “a alguien que realmente me va a costar, aunque será presidenta de la Junta de Andalucía, pero la voy a echar mucho de menos como vicepresidenta primera del gobierno es a María Jesús Montero”.
La batalla andaluza, de hecho, ya ha quedado activada. Y Sánchez no ha escondido la apuesta: “Nuestra querida María Jesús va a ser la próxima presidenta de Andalucía”, ha proclamado nada más tomar la palabra en el pabellón de la Universidad de Málaga, un escenario elegido con intención. Fue precisamente esta provincia la que más escaños entregó al PP en 2022, y en allí los socialistas han querido fijar la proa de su travesía electoral.
La vicepresidenta primera ha reforzado el mensaje de cohesión interna y ha centrado sus dardos en Juan Manuel Moreno Bonilla, al que ha descrito como “bastante de derechas”. Ha advertido de que tanto el presidente andaluz como Feijóo “no dudarán en darle la mano a Abascal” para continuar en el poder si lo necesitan. Su discurso ha buscado colocar al PSOE como la única alternativa viable frente a un bloque conservador que, ha dicho, “se sostiene en alianzas con la extrema derecha”.