Sargatal, el hombre que quierea salvar las aves

Jordi Sargatal, secretario de Transició Ecològica del Govern, ha sido una de las personas que han intervenido en la negociación para completar la propuesta de las administraciones para ampliar el aeropuerto de Barcelona-El Prat.

Sargatal ha asumido desde el primer momento la condición de “pepillo grillo” en esta negociación entre Aena, el Ministerio de Transportes y la Generalitat. Él ha sido el “pesado”, como él mismo se ha definido, la persona que ha ido reclamando las medidas para aminorar el impacto de la tercera pista alargada sobre la laguna de Ricarda, que sería reconfigurada manteniendo la misma superficie de agua. 

Y a la vez ha sido la persona que más ha defendido las bondades de la implantación de las medidas compensatorias ambientales, como la compra de 270 hectáreas de terreno agrícola para ser convertidas en nuevos humedales para las aves protegidas, tarea que debe asumir de Aena.

Conservacionista moderado

Si la propuesta para ampliar el aeropuerto se ha retrasado es porque es necesario encajarla en los ajustados límites que impone la legalidad ambiental europea. Ampliar el aeropuerto supone “tocar” espacios naturales con el sello de la Red Natura 2000, lo cual a su vez exige previamente obtener la luz verde de la Comisión Europea. El dictamen comunitario deberá definir si se cumplen las “razones de imperioso de interés público de primer orden” que debe invocar España para justificar una modificación de los límites de estos enclaves naturales, según prevé la directiva de Habitats.

Jordi Sargatal ha venido practicando desde hace más de 45 años un conservacionismo pragmático y moderado guiado por una estrategia de “seducción ambiental” con la que ha buscado hacer pedagogía y conciliar posiciones enfrentadas. 

Y repetidamente durante años ha topado con las posiciones de ciertos sectores agrarios refractarios. ¿Tropezará otra vez con la misma piedra en su intento de proteger las aves? La respuesta dependerá del liderazgo político de sus superiores.

La guerra de los Aiguamolls de l’Empordà

Sargatal fue en su día el joven dirigente conservacionista que promovió las protestas que frustraron la urbanización en Castelló d’Empúries en los terrenos que acabaron convirtiéndose en el Parc Natural dels Aiguamolls de l’Empordà.

Con solo 19 años, en julio de 1976, inició -y consiguió gracias a la movilización social generada-, ganar la batalla a unos de los proyectos de urbanización más importantes que se promovieron en Catalunya en los años setenta del pasado siglo. El precoz aficionado a la naturaleza capitaneó un movimiento de rechazo al nuevo desarrollo urbano que se pretendía realizar en la bahía de Roses, en Castelló d’Empúries. 

La empresa Port Llevant, que dependía del Banco de Madrid y Banesto, tenía la autorización para construir una gran urbanización en una de las últimas zonas vírgenes del litoral gerundense, un área de humedales que él había recorrido repetidamente desde niño, en excursiones solo y acompañado, y donde descubrió ese tesoro natural. Su tozudez personal fue uno de los factores que frustraron uno de los grandes proyectos urbanísticos del franquismo.

Estrategia de dialogar

Y no fue fácil convencer a los agricultores de que aquellos campos de arroz serían también un parque natural. “Empleé muchas horas: de cada tres horas, una era para pelear y discutir, otra para negociar y la tercera para hacer amigos”.

Desde que ganó la batalla de los Aiguamolls del Empordà Sargatal ha cobrado protagonismo en todos los asuntos de la gestión de la naturaleza en Cataluunya. 

Fue el primer director del propio Parc Natural del Aiguamolls; dirigió la Fundació Territori i Paisatge, desde donde se promovieron decenas de proyectos de conservación; y fue, junto con Ramon Mascort y Josep del Hoyo, el promotor de Edicions Lynx, editorial dedicada a los libros de ornitología y cuya gran obra es el Handbook of the Bird of the World, una referencia mundial.

Sargatal ha participado a la vez como mediador en muchos de estos conflictos ambientales, generados frecuentemente en el seno de la propia Administración catalana, siempre sometida a las presiones del mundo agrario.

A finales de los 90, al abordarse la anterior ampliación del aeropuerto del Prat, Sargatal ya abonó la idea de que era factible “mover” algunas de las lagunas naturales de este entorno si se tomaban medidas de compensación ecológica.

Mediador en el tripartito

En 2005, fue llamado por el presidente Pasqual Maragall para saldar las diferencias entre los consellers Antoni Siurana (Agricultura, PSC) y Salvador Milà (Medi Ambient, ICV) en la respuesta que debía dar a la Comisión Europa ante el expediente abierto a raíz del proyecto de regadío Segarra-Garrigues y la insuficiente designación de zonas de especial protección para las aves. No olvidemos que el regadío intensivo destruye los ecosistemas de las aves esteparias, protegidas por ley.

Tambien fue polémico defensor de la propuesta de construir el nuevo restaurante de El Bulli Foundation en Cala Monjoi, a Roses, situado en una zona del Parc Natural del Cap de Creus. Siempre ha estado cómodo ejerciendo la libertad de expresión con el grado de independencia que la da ser un simpatizante socialista.

Pocos ornitólogos en primera línea política

No es frecuente ver que un ornitólogo, un naturalista, dé el paso y entre en política con un cargo de responsabilidad.
Ha habido pocos casos. Su predecesor en este sentido en Catalunya fue Joaquim Maluquer, quien fue secretario del Govern y durante un tiempo persona muy influyente. Y en España Jesús Garzón, que fue director general en Extremadura; Joan Mayol, consejero de Agricultura en el Govern Balear; Luis Maestre, primer director de la Agencia de Medio Ambiente de Madrid, y Cosme Morillo, alto cargo de la antigua ICONA. Son los únicos ornitólogos que han tenido cargos políticos de responsabilidad

Las compensaciones para convencer a Europa

Desde que asumió su cargo como secretario de Transició Ecològica en septiembre de 2024, Sargatal ha defendido que “es perfectamente compatible” la ampliación del aeropuerto del Prat y la protección de las aves. “Frente a lo que muchos piensan, creo que, aprovechando la inversión que ha previsto Aena en el aeropuerto, se puede mejorar mucho el delta del Llobregat”, declaró entonces a La Vanguardia.

El plan para convencer a Europa pasa pues por presentar las diversas compensaciones ambientales. A cambio de una pérdida de 27 hectáreas de espacios naturales se ganarán 270 hectáreas de terrenos agrícolas baldíos, yermos, muy inundables o pocos productivos que se convertirían en nuevos espacios renaturalizados para las aves.

Además, la propuesta de ampliación incluye un fondo ambiental para mejorar la gestión de las zonas agrarias y los humedales. “Puede ser una experiencia interesante, animaremos a los agricultores a que puedan cobrar por producir biodiversidad”, añade el secretario de Transició Ecològica, Jordi Sargatal

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Sargatal

Xavier Cervera

El verdadero obstáculo es un expediente de la UE

Sin embargo, el gran obstáculo que bloquea la ampliación del aeropuerto es el expediente de infracción de la UE por la desprotección de todo el delta del Llobregat a raíz de la anterior ampliación aeroportuaria (2002).

 Tras una denuncia de Depana, la Comisión Europea envió de 2021 una carta de emplazamiento a España en la que le acusa de haber incumplido directivas europeas al no haber ejecutado las compensaciones ambientales que acompañaban la obras de 2002. Para dar respuesta a esos requerimientos, el Govern aprobó en julio de 2024 una ampliación de las zonas de especial protección de las aves (ZEPA), a fin de pasar de 935 a 2.407 hectáreas de extensión.

Pero, además, Aena tiene que completar otros requerimientos, como la renaturalización (en fase muy avanzada) de los aparcamientos, indebidamente construidos en el espacio natural de Can Sabadell (corredor que une los enclaves de Els Reguerons y el Remolar en Viladecans). 

La gestión de los espacios protegidos, asunto clave

Y, finalmente, y este un asunto clave, se debería aprobar el Pla de Protecció del Medi Natural i del Paisatge del Delta del Llobregat para definir con un plan de gestión los usos del suelo en estas áreas protegidas. Y aquí está el verdadero escollo. Los propietarios agrarios (el Institut Agrícola Sant Isidre) y Unió de Pagesos rechazan la expansión de estas ZEPA, pues muchos aspiran a levantar invernaderos o a construir naves para impulsar la logística de una industria agroalimentaria. Y por eso han presentado contenciosos en los juzgados para pedir la anulación de las ¬ZEPA; alegan inseguridad jurídica.

La consellera Sílvia Paneque ha prometido a los agricultores tener antes de fin de año un plan de gestión para aclarar cuáles serán esos usos posibles. Busca un acuerdo extrajudicial con estas organizaciones. Pero un pacto devaluado podría ser papel mojado.

Desencallar este asunto es básico para convencer a Europa y cerrar el expediente.

Sargatal dice que este plan de gestión de estos espacios estará antes de fin de año.

Las lagunas necesitan agua

Mientras tanto, diversas voces recuerdan que para asegurar que Bruselas cierre le expediente quedan pendientes de resolver otras contrapartidas, como la mejora de los flujos de agua para alimentar las lagunas o las actuaciones de renaturalización en el corredor costero en El Prat (antiguo campo de Golf) así como en el ámbito Remolar-la Murtra, el área donde se retiraron unos antiguos campins pero queda tarea por hacer.

Cumplir los requisitos que exige Europa será básico para cerrar el expediente comunitario mientras Bruselas ya ha reclamado al Govern que debe presentar los ‘deberes’ ambientales pendientes antes de abordar otra ampliación del aeropuerto.

Por lo tato, lograr que se archive ese expediente es condición indispensable para que la Comisión Europa pueda informar favorablemente (cuando corresponda) sobre la nueva ampliación solicitada.

Y sobre todo deberá valorar el hecho de que gran parte de las nuevas áreas de compensación prometidas a cambio de la ampliación el aeropuerto son parte integrante de las ZEPA ya aprobadas (en julio) en respuesta a los requerimientos exigidos (en el expediente europeo) para compensar la anterior ampliación del aeropuerto (la del 2002).

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