
La reunión que PSOE y Sumar celebraron ayer tras la crisis abierta en las filas socialistas por las múltiples derivadas del caso Koldo concluyó sin acuerdos, sin avances y sin un calendario de actuaciones que vislumbre una salida.
Lejos de recomponer la sintonía del Gobierno de coalición, el encuentro dejó al descubierto la tensión entre los socios. Y mientras Sumar exige respuestas rápidas y medidas contundentes, el PSOE sigue instalado en la cautela ante un caso de corrupción que ya salpica a sus dos últimos secretarios de organización.
El espacio confederal advierte de que “el maquillaje y el inmovilismo” ponen en riesgo la legislatura
“Nos da la sensación de que el PSOE no es consciente de la gravedad de la situación”, denunció el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, al término de la reunión. El PSOE, por su parte, rehusó comentar el encuentro.
En rueda de prensa, Urtasun, ministro de Cultura, apremió los socialistas a salir del “estado de shock” en el que se encuentran tras el demoledor informe de la UCO que detalla las supuestas corruptelas de Santos Cerdán. Y advirtió de que la legislatura atraviesa un punto de inflexión y que, si no se actúa con decisión, corre el riesgo de “encallar”.
“Urge adoptar medidas valientes contra la corrupción y en defensa de los derechos sociales, porque el mayor peligro ahora es el inmovilismo o el simple maquillaje”, sentenció acompañado de representantes del conjunto de fuerzas integradas en Sumar en un gesto destinado a mostrar unidad y firmeza ante la crisis.
Entre las advertencias lanzadas por el socio minoritario destacaron las de la coordinadora general de Sumar, Lara Hernández, deslizando que “el gobierno se está jugando su futuro con las decisiones que se tomen hoy”; del dirigente de la Chunta, Jorge Pueyo, lamentando que el PSOE “se esté dirigiendo hacia un abismo”; o del portavoz de IU, Enrique Santiago, resumiendo que el partido socialista “está en el debe” tanto en medidas de regeneración como en cuando al dinero supuestamente “robado por la trama” y que debe devolver a la mayor brevedad.
Pese a la dureza del diagnóstico, Sumar evitó una vez más poner en cuestión su continuidad en el Gobierno y coincidió, tal y como luego expresaron fuentes socialistas, en que la intención de todo el Ejecutivo es la de agotar la legislatura hasta 2027.
Y para ello los cinco representantes de Sumar en la reunión presentaron al PSOE “una hoja de ruta “para evitar que la legislatura embarranque” en la que destacan la aprobación de una ley integral anticorrupción que prohíba a las empresas condenadas en la última década por corrupción que puedan concurrir durante 20 años a concursos públicos; la extensión de la inhabilitación para políticos penados por este tipo de delitos hasta un máximo de 30 años; la expropiación de los bienes adquiridos por fondos ilícitos; la creación de una agencia independiente contra la corrupción; y el endurecimiento de las penas por cohecho, soborno impropio y delito fiscal. “Esta debe de ser la base del reseteo de la legislatura, ahora la pelota está en el tejado del PSOE, advirtió Urtasun.
Pese al malestar evidenciado en público, fuentes de Sumar entienden que el PSOE no tardará en mover ficha. Y apuntan al próximo domingo como fecha clave. “Hay que comprender que el sábado tienen un Comité Federal que no va a ser, precisamente, un camino de rosas para Sánchez. Pero en cuanto el presidente del Gobierno cierre esa carpeta, lo siguiente que hará será abrir la del gobierno de coalición”, explican fuentes de Sumar sugiriendo que la calma entre socios podría llegar después de la tormenta interna socialista.

Los diferentes integrantes de Sumar en la rueda de prensa tras la reunión de seguimiento del pacto del Gobierno
Una foto de unidad para diversos grados de indignación
Sumar quiso escenificar una imagen de cohesión y firmeza ante la gravedad del escándalo que ha llevado a prisión al ex número tres del PSOE, Santos Cerdán. Pero, más allá del gesto unitario, cada una de las fuerzas del grupo confederal marcó su propio listón de exigencia.
El portavoz de Izquierda Unida, Enrique Santiago, adoptó uno de los tonos más duros reclamando al PSOE transparencia total sobre las implicaciones del caso y advirtiendo de que Sumar presionará para que el socio mayoritario del Ejecutivo asuma sus propuestas. “Sumar no está en el Gobierno de comparsa”, zanjó.
Desde Aragón, Jorge Pueyo (Chunta) lamentó que el PSOE no haya ofrecido garantías de que no habrá nuevas derivadas del caso y le advirtió de que la batería de medidas planteada por Sumar puede ser “la última cuerda para salvar al Gobierno”.
En la misma línea se expresó el diputado de Iniciativa, Alberto Ibáñez. Una vez asumido un papel más visible dentro del espacio de Compromís tras la salida de Águeda Micó (Més Compromís) del grupo plurinacional para integrarse en el grupo mixto, Ibáñez reclamó “garantías claras” de que Pedro Sánchez “cerró la puerta a la corrupción al llegar a Moncloa y no se limitó a cambiar el timbre de Génova por el de Ferraz”.
Javier Padilla (Más Madrid) expresó una “profunda insatisfacción” tras la reunión y alertó de que “no basta con decir que viene el lobo. Hay que actuar para que el lobo no venga”, reclamó, exigiendo medidas contra “los golfos que se llenan los bolsillos con lo público”.
En esa línea, José Ramón Becerra (Verdes Equo) avisó de que el Ejecutivo está en una “encrucijada” provocada por el PSOE, y que su salida depende ahora de la reacción de Sánchez.
Desde los Comunes, Candela López apeló también a la contundencia: “Caiga quien caiga”.
Este anhelo, sin embargo, está por ver. Ni siquiera ahora, con el caso Koldo amenazando los cimientos de Ferraz y con Pedro Sánchez en uno de sus momentos más delicados, la formación de Yolanda Díaz está logrando imponer un ritmo o medidas que visualicen el “reseteo” del mandato que proclama con insistencia. La incógnita reside en si la gravedad de la crisis actual será suficiente para alterar esta inercia o si la tensión continuará marcando el pulso del Gobierno de coalición.