Tenso interrogatorio al primer ministro Bayrou sobre si tapó un caso de pederastia

François Bayrou vivió este miércoles quizás las horas más desagradables desde que fue nombrado primer ministro de Francia, el pasado 13 de diciembre. Bajo juramento, el jefe del Gobierno afrontó un largo y tenso interrogatorio por una comisión de investigación de la Asamblea Nacional sobre un viejo escándalo de abusos físicos y sexuales que hubo en la escuela católica donde sus hijos estudiaron entre 1987 y 2002.

Siempre combativo y con momentos de gran irritación, Bayrou, a punto de cumplir 74 años, negó repetidamente haber tenido conocimiento de los hechos antes de que la prensa los revelara, a pesar de que ya ocupaba cargos públicos relevantes y de que su propia hija mayor, Hélène, había sufrido una paliza durante un campamento, un episodio que ella decidió ocultar a su padre.

Se quejó de haber sido “ensuciado” y “difamado” durante meses

El primer ministro se quejó de haber sido “ensuciado” y “difamado” durante meses con el objetivo de “tumbar” a su Gobierno y a los que puedan seguirle. Bayrou fue especialmente agresivo en sus respuestas al diputado Paul Vannier, de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), a quien acusó de “deformar” de modo sistemático sus palabras y de mostrar “mala fe”. El jefe del Ejecutivo censuró los fallos de la comisión de investigación, incluso cuando transcribieron con errores las declaraciones de testigos. Bayrou cargó contra la publicación digital Mediapart, especializado en sacar a la luz escándalos. “No leo Mediapart ­–afirmó–. Es una higiene personal”. En otra ocasión, confrontado a lo que se había publicado en otros periódicos, dijo: “Tengo el derecho a no leer la prensa”. No obstante, en otros lances del intercambio sí citó lo que había leído en los diarios hace treinta años cuando se enteró de los problemas.

Los hechos que ahora persiguen a Bayrou se produjeron en el colegio Notre-Dame de Bétharam, cerca de la ciudad de Pau (departamento de los Pirineos Atlánticos), donde el primer ministro es todavía alcalde y que desde el inicio de su carrera le sirvió de trampolín político. La reciente publicación de un libro con testimonios de víctimas, entre ellas la hija del primer ministro, ha calentado aún más el debate previo a la comparecencia de este miércoles.

La cuestión clave es si Bayrou ayudó a tapar el caso o actuó con negligencia, y si luego ha mentido. Resulta obvio que una parte de la oposición lo acosa, a sabiendas de su fragilidad política –por ausencia de mayoría parlamentaria– con el objetivo de volver a provocar una crisis. Es significativo que la extrema derecha no ha querido hacer mucha sangre en este caso. Un medio próximo a esa ideología, la cadena CNews, valoró bien la actuación de Bayrou ante la comisión. Uno de los analistas aseguró que la izquierda “quiere hacer pagar a Bayrou su catolicismo” y aprovechar el escándalo para desacreditar a los colegios católicos en general.

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