El escándalo por la filtración de estrategia militar a un periodista por parte de altos mandos de la Administración estadounidense continúa.
La revista The Atlantic ha publicado hoy nuevos mensajes del chat de Signal en el que fue incluido por error el editor jefe de dicho medio, Jeffrey Goldberg. Y en ellos se puede comprobar cómo se proporcionaron detalles clave de los ataques aéreos contra las fuerzas hutíes en Yemen dos horas antes de su inicio, algo que ayer negaron repetidamente los altos cargos de la Administración de Donald Trump incluidos en el grupo, así como el presidente.
Los mensajes incluyen descripciones del tipo de armamento que iba a utilizar Estados Unidos y datos sobre el momento exacto en que se llevarían a cabo los ataques. En las conversaciones filtradas se puede leer al secretario de Defensa, Pete Hegseth, describiendo los planes para la ofensiva; y al consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, informando de los resultados de la ofensiva militar. Este último fue quien metió inadvertidamente al periodista en el grupo de Signal, según Goldberg, aunque Waltz dijo ayer que estaba investigando “cómo diablos llegó” al grupo.

El consejero de Seguridad Nacional, Waltz, Mike Waltz, ayer en la Casa Blanca
La revelación de los nuevos mensajes llega después de que ayer varios integrantes del grupo de chat en Signal –una aplicación comercial de mensajería encriptada– negaran que fuera información clasificada y también que se debatiera por ahí estrategia militar. En el nuevo artículo de Goldberg en The Atlantic, el medio explica por qué ha tomado la decisión de publicarlos ahora: “Existe un claro interés público en revelar el tipo de información que los asesores de Trump incluyeron en canales de comunicación no seguros, especialmente porque altos cargos de la Administración están intentando restar importancia a los mensajes que se compartieron”.
“Como norma general, no publicamos información sobre operaciones militares si dicha información pudiera poner en peligro la vida del personal estadounidense. Por eso optamos por caracterizar la naturaleza de la información que se comparte, no los detalles específicos de los ataques”, explica Goldberg. Sin embargo, los comentarios públicos de Hegseth y Trump, así como de la directora de los servicios de Inteligencia, Tulsi Gabbard y el director de la CIA, John Ratcliffe “nos han llevado a creer que la gente debería ver los mensajes para sacar sus propias conclusiones”.
Todos los cargos mencionados dijeron que The Atlantic mentía al asegurar que se comentaron planes de ataque en Yemen; los dos últimos (Gabbard y Ratcliffe) lo dijeron ayer en una comisión de inteligencia en el Senado, que continúa esta mañana. Sin embargo, los nuevos mensajes filtrados no llevan a equívocos: Hegseth compartió dos horas antes del inicio de los bombardeos la cronología de los ataques, si bien es cierto que no incluyó grandes detalles operacionales.
Jeffrey Goldberg, editor jefe de ‘The Atlantic’
“Si esta información hubiera caído en las manos equivocadas, los pilotos podrían haber estado expuestos a un peligro aún mayor del que normalmente enfrentarían»
A las 11:44 horas del sábado 15 de marzo, el jefe del Pentágono envió un mensaje con una “ACTUALIZACIÓN” de los planes: “HORA ACTUAL (11:44 h): El clima es FAVORABLE. Acabamos de CONFIRMAR con CENTCOM que estamos listos para el lanzamiento de la misión”, dijo, mencionando al Mando Central (Centcom), el mando de las Fuerzas Armadas para Oriente Medio.
Sus mensajes continuaron con la hora de despegue de los aviones de combate y el tiempo exacto en el que dos horas después se lanzarían los proyectiles desde el aire: “12:15: LANZAMIENTO DE LOS F-18 (primer paquete de ataque)”; “13:45: COMIENZA LA PRIMERA VENTANA DE ATAQUE DE LOS F-18 BASADA EN EL DISPARO (el terrorista objetivo está en su ubicación conocida, por lo que DEBERÍA LLEGAR A TIEMPO; también, LANZAMIENTO DE DRONES DE ATAQUE (MQ-9)”; “14:10: Más F-18 EN MARCHA (segundo paquete de ataque)”; “14:15: Drones de ataque sobre el objetivo (ESTE ES EL MOMENTO EN EL QUE CAERÁN LAS PRIMERAS BOMBAS, a la espera de los objetivos anteriores basados en activadores)”; “15:36 Comienza el segundo ataque de los F-18; también se lanzan los primeros Tomahawks desde el mar”.

Captura del periodista Jeffrey Goldberg del mensaje del secretario de Defensa, Pete Hegseth, con la cronología de los ataques.
En su primer artículo con el contenido de esta conversación, publicado el lunes, el periodista Goldberg afirmó que sintió “escalofríos” al conocer que el plan se estaba produciendo según lo planeado. A las 13:48 horas, el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, confirmó que se había destruido el edificio en el que se encontraban varios de los objetivos: “Edificio derrumbado. Tenía múltiples identificaciones positivas. Pete, Kurilla, IC, trabajo increíble”. Waltz se refería aquí a Hegseth; al general Michael E. Kurilla, comandante del Mando Central; y a la comunidad de inteligencia (cuyas siglas en inglés son IC).
El vicepresidente, J.D. Vance, respondió confundido: “¿Qué?”, y Waltz matizó: “Escribo demasiado rápido. El primer objetivo, su principal experto en misiles, lo identificamos con seguridad entrando en el edificio de su novia y ahora está derrumbado”. Ahí empezaron mensajes de celebración por parte de varios de los miembros del grupo: “Excelente”, dijo el vicepresidente, J.D. Vance; “Un buen comienzo”, se congratuló Ratcliffe; “Gran trabajo de todos. Más ataques en curso durante horas esta noche, y proporcionaremos el informe inicial completo mañana. Pero a tiempo, en el objetivo y buenas lecturas hasta ahora”, informó Hegseth.
Goldberg recuerda en su artículo que recibió la información sobre los ataques “dos horas antes de la hora prevista”. De este modo, “si esta información, en particular las horas exactas en que los aviones estadounidenses despegaban hacia Yemen, hubiera caído en las manos equivocadas en ese periodo crucial de dos horas, los pilotos estadounidenses y otro personal estadounidense podrían haber estado expuestos a un peligro aún mayor del que normalmente enfrentarían. La administración Trump argumenta que la información militar contenida en estos textos no estaba clasificada, como normalmente lo estaría, aunque el presidente no ha explicado cómo llegó a esta conclusión”.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca
“Los mensajes demuestran que los demócratas y sus propagandistas saben orquestar una campaña de desinformación”
Todos los funcionarios del gobierno reciben al asumir el cargo los protocolos de manejo de información confidencial. En ellos, se prohíbe específicamente comentar detalles de la estrategia militar por canales no autorizados por el gobierno, entre los que se incluyen aplicaciones comerciales de mensajería, como Signal. Sin embargo, cuando el medio consultó a la Casa Blanca si podía hacerlos públicos, la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, respondió que ninguno de los mensajes contenía información clasificada, aunque recomendó no publicarlos. The Atlantic ha decidido hacerlo de todos modos alegando el “interés público” de su contenido, resguardando tan solo un nombre: el de un operativo en activo de la CIA.
Signal, una aplicación de mensajería encriptada, es un canal de comunicación habitual en Washington entre periodistas y funcionarios, pues las conversaciones están cifradas de extremo a extremo, lo que aporta mayor prevención frente a filtraciones. Pero el hecho de que sea propiedad de una empresa privada, así como operada a través de teléfonos móviles, hace que sus conversaciones sean vulnerables a un hackeo. En esta ocasión, no hizo falta un ciberataque: fue un error humano el que permitió que el periodista conociera los secretos de EE.UU.
“No se envió ningún material clasificado en este hilo de mensajes. No se revelaron ubicaciones, fuentes o métodos, y ciertamente no se discutieron planes de guerra”, ha dicho Leavitt en una rueda de prensa, en la que ha insistido en los ataques de la Administración al mensajero, sin un atisbo de autocrítica.
“La publicación de estos mensajes internos valida la verdad, que hemos estado diciendo desde el principio. Si esta historia demuestra algo, demuestra que los demócratas y sus propagandistas en los principales medios de comunicación saben cómo fabricar, orquestar y difundir una campaña de desinformación, y podría decirse que no hay nadie en los medios de comunicación que adore fabricar y difundir bulos más que Jeffrey Goldberg”. La secretaria de prensa ha descrito al periodista como “un enemigo de Trump” y “un demócrata registrado”, cuya esposa “trabajó para Hillary Clinton”.