Trump celebra la “oportunidad sin precedentes” del cierre de gobierno para recortar agencias demócratas

Para cualquier presidente, un cierre del Gobierno de Estados Unidos sería un desastre. Más aún, con un Congreso controlado por su partido, que por tanto tiene la responsabilidad de pactar para sumar la mayoría necesaria para financiar a la Administración. Pero no para Donald Trump. El mandatario ha anunciado en su red social, Truth, que hoy se reunirá con el director de presupuesto de la Casa Blanca, Russ Vought, “para determinar cuáles de las muchas agencias demócratas —la mayoría de las cuales son una ESTAFA política— recomienda recortar, y si esos recortes serán temporales o permanentes”.

La falta de acuerdo en el Senado, donde ninguna de las propuestas presentadas por republicanos y demócratas ha alcanzado de momento los 60 escaños necesarios, ha provocado que la mayoría de agencias se queden sin financiación y tengan que suspender sus servicios, y ha dejado a decenas de miles de funcionarios sin sueldo ni empleo. Trump quiere aprovechar la situación para hacer permanentes algunos de esos recortes. Este miércoles, la Casa Blanca ya bloqueó unos 26.000 millones de dólares en financiación previamente aprobada para proyectos de infraestructuras y energía verde, principalmente en estados gobernados por demócratas.

Donald Trump, presidente de EE.UU.

“No puedo creer que los demócratas de la Izquierda Radical me hayan dado esta oportunidad sin precedentes”

Vought también avanzó que los despidos masivos de empleados federales serán inminentes. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, hasta 750.000 empleados federales serán suspendidos temporalmente de sus funciones. Algunos de ellos no volverán, y se sumarán al plan de reducción de la fuerza laboral federal que comenzó a implementar la Administración en enero, mediante el Departamento de Eficiencia Gubernamental liderado por Elon Musk (y ahora a cargo de Vought).

Hoy hay 300.000 funcionarios menos que cuando Trump volvió al poder, consecuencia de varias rondas de despidos y bajas remuneradas. Todo ello sigue al pie de la letra el guion del plan Project 2025, una hoja de ruta del centro conservador Heritage Foundation para el primer año de mandato de Trump, del cual Vought es uno de los principales redactores. En ese documento, Vought escribió sobre la “necesidad existencial de un uso agresivo de los vastos poderes del poder ejecutivo”.

“No puedo creer que los demócratas de la Izquierda Radical me hayan dado esta oportunidad sin precedentes. No son gente estúpida, así que quizá esta sea su manera de querer, de forma silenciosa y rápida, ¡HACER AMÉRICA GRANDE DE NUEVO!”, ha celebrado Trump en su publicación. “De los cierres pueden salir muchas cosas buenas”, dijo el martes, horas antes de confirmarse el bloqueo en el Senado: “Podemos deshacernos de muchas cosas que no queríamos, y serían cosas de los demócratas”.

El Partido Demócrata estaba avisado de que esta iba a ser la reacción de Trump, pero aun así decidió no ceder ante sus amenazas y ejercer la mínima capacidad de oposición y resistencia que todavía le queda en unas instituciones gobernadas por el trumpismo, que tiene el control de las dos cámaras del Congreso y se beneficia de la mayoría conservadora (6 a 3) en el Tribunal Supremo.

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Para financiar al Gobierno de Trump, los demócratas exigían la extensión de los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible (conocida como Obamacare), que expiran a final de año, así como revertir los recortes republicanos al seguro de salud público Medicaid (para personas de bajos ingresos y discapacitadas), entre otros programas que los republicanos demolieron en julio con la “gran y hermosa” reforma fiscal promovida por Trump. Por su parte, los republicanos pretendían financiar el gobierno hasta el 21 de noviembre y ganar tiempo para seguir presionando a sus adversarios hasta la capitulación total.

Ambos planes fracasaron el martes, forzando el cierre de gobierno en la madrugada, y volvieron a hacerlo el miércoles. Con el país en jaque, suspendidos la mayoría de los servicios no esenciales, el Senado se encuentra este jueves en receso por la festividad judía del Yom Kippur, por lo que la situación no se resolverá, al menos, hasta el viernes, aunque la posibilidad de acuerdo sigue lejana.

Los republicanos culpan a los demócratas del cierre, pero siguen sin ofrecer ninguna concesión para alcanzar un pacto. “Si están tan preocupados por el efecto que esto está teniendo en el pueblo estadounidense, y deberían estarlo, lo que deberían hacer es reabrir el gobierno”, dijo el vicepresidente J.D. Vance en una rueda de prensa en la Casa Blanca. “No quejarse de cómo respondemos al hecho de que (el líder de la minoría demócrata en el Senado) Chuck Schumer y los demócratas cerraron el gobierno en primer lugar”.

De momento, el cierre ha enviado a sus casas al 89% de los empleados de la Agencia de Protección Ambiental, el 87% del Departamento de Educación, el 81% de Comercio, el 76% de Trabajo, el 71% de Vivienda, el 62% de Estado y el 59% de Energía, entre otros. Prioridades de la agenda de Trump, como el Departamento de Seguridad Nacional, encargado entre otros asuntos de la seguridad fronteriza y la inmigración, no se han visto apenas afectados.  

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