El papel de Elon Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) puede estar llegando a su fin. Según ha informado en exclusiva Politico, y han confirmado después otros medios, Donald Trump habría comunicado a su círculo íntimo que el hombre más rico del mundo abandonará su rol como “empleado especial del gobierno”, una posición que le ha evitado hacer públicos sus conflictos de interés al no tener que pasar por el Senado para confirmar su cargo.

El presidente de EEUU, Donald Trump, recibe el multimillonario Elon Musk y varios de sus vehículos Tesla en la Casa Blanca
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha negado la noticia, asegurando que “esta ‘primicia’ es basura”, pues Musk y Trump “han declarado públicamente que Elon dejará el servicio público como empleado especial del gobierno cuando complete su increíble trabajo en DOGE”.
El medio estadounidense cita a tres fuentes anónimas cercanas a Trump y asegura que la decisión ha sido tomada de mutuo acuerdo con Musk. Politico la relaciona con la contundente derrota en las elecciones al Tribunal Supremo de Wisconsin del juez al que el consejero delegado de Tesla había apoyado con donaciones de 25 millones de dólares y sorteando cheques de un millón entre sus votantes. El magnate, que impulsó la candidatura de Trump en noviembre, podría haberse vuelto un lastre político para la Administración, y este último episodio lo ejemplifica.

Pero la decisión, meditada desde antes, también llega después de enfrentamientos entre varios miembros del gabinete y Musk, que en los últimos dos meses ha ordenado recortes en agencias de todos los departamentos, en muchas ocasiones sin un plan, ni la confirmación de los secretarios de quienes dependen dichos organismos. Un ejemplo de ello es el desmantelamiento de USAID, que provocó una riña con el secretario de Estado, Marco Rubio, en una reunión de gabinete el mes pasado.
Los demócratas han encontrado en Musk un antagonista, el villano perfecto para movilizar a sus bases, y eso pone en peligro la ajustada mayoría de los republicanos en las dos cámaras del Congreso, que se someterá a votación de nuevo el año que viene. También el activismo ha puesto en él la diana, como demuestran los carteles alzados en las protestas y el vandalismo contra los coches y concesionarios de Tesla, que la Administración ya investiga como actos terroristas.
Trump ha defendido públicamente sus recortes de programas sociales y despidos masivos de funcionarios, una función que desde el día que creó el DOGE dijo que tendría fecha de caducidad. Pero el presidente podría avanzar esa fecha, prevista inicialmente para este verano, y apartarlo de su cargo “en las próximas semanas”.
La decisión habría sido tomada entre ambos hombres. Las controversias de Musk, incluido su saludo nazi el día de la investidura de Trump y su apoyo a la extrema derecha europea, han desplomado las ventas de Tesla. La politización de la marca, así como el aumento de competencia en el sector del coche eléctrico, ha llevado a una caída interanual del 13% en las ventas del primer trimestre. Pero también se ha desplomado su valor en bolsa en casi un 50% desde que Trump llegó al poder. Poco después de conocerse la noticia de su posible salida de la Casa Blanca, las acciones de la compañía han rebotado al alza.
Musk no solo ha encontrado oposición entre los demócratas, también en el sector nacional populista del trumpismo. El exasesor de Trump Steve Bannon, uno de los ideólogos de la corriente Make America Great Again, lo ha criticado desde el día que llegó a la Administración.
En su podcast War Room, declaró abiertamente la guerra al magnate: “Me propuse como algo personal acabar con él. Antes, estaba dispuesto a tolerarlo porque ponía dinero; ya no”, señaló poco antes de la investidura de Trump. En esa ocasión, Bannon criticó la defensa que hizo Musk de los visados H-1B, para trabajadores cualificados, de los que dependen las tecnológicas para atraer a fuerza laboral barata y competente del extranjero.
Los comentarios de Musk defendiendo esos visados se consideró una traición al espíritu del movimiento, que busca priorizar el trabajo estadounidense. Bannon denunció a los “oligarcas de las grandes tecnológicas” y dijo que el programa de visados a trabajadores cualificados es una “total y completa estafa” que supone una “amenaza para la civilización occidental”. Desde esa disputa, en la que tachó a Musk de ser “un tipo verdaderamente malvado”, Bannon y otros miembros de la ultraderecha, como la activista Laura Loomer, no han escondido su rechazo al mafgnate.
El cargo de Musk como “empleado especial del gobierno” le exime de notificar ante el Senado su patrimonio durante un periodo de 130 días, que expirará a principios de junio. Tras una reunión de gabinete el 6 de marzo, Trump comunicó a sus secretarios que les iba a dar la autoridad de los recortes, relegando a Musk a un papel de apoyo.
Entonces, aseguró que el desmantelamiento de la administración iba a realizar con un “bisturí” en vez de un “hacha”, entre elogios al papel de Musk, que “ha sido un éxito increíble”. “Ahora que tenemos a mi gabinete en su lugar, he dado instrucciones a los secretarios y líderes (de las agencias gubernamentales) para que trabajen con DOGE en medidas de reducción de costos y dotación de personal”, aseguró Trump.
“No quiero ver un gran recorte en el que se despida a muchas personas válidas. Quiero que los miembros del gabinete se queden con la gente buena y que aquellos que no hacen bien su trabajo, que son poco fiables, que no se presentan a trabajar… puedan ser despedidas”, avanzó Trump. «Los estaremos vigilando, y Elon y su equipo también los estarán vigilando. Si pueden hacer recortes, mejor; si no los hacen, entonces Elon se encargará de hacerlos”.
Sin embargo, según la exclusiva de Politico, confirmada después por otros medios como ABC News, Trump podría ir un paso más allá y apartarlo definitivamente de la Administración. No queda clara la forma en la que se dará dicha salida, pero Musk podría mantener un papel como asesor, sin involucrarse como hasta ahora en los recortes y demás aspectos de la agenda republicana.