
Septiembre empieza con las cenizas de agosto. Se han quemado bosques preciosos en el noroeste español y se ha quemado Ursula von der Leyen en la negociación arancelaria con Estados Unidos. Después de la epidemia, la señora Von der Leyen se esforzó para aparecer como la verdadera jefa del Gobierno europeo. Quería ser algo más que el coordinador luxemburgués Jean-Claude Junker . Bastante más que José Manuel Barroso . Mucho más que Jacques Santer y Romano Prodi . Fortaleció su agenda con la ayuda del enérgico Bjoern Seibert , que ya había sido su escudero en el ministerio de Defensa alemán. Seibert es un jefe de gabinete temido en Bruselas.
Von der Leyen parecía haberse emancipado de la política alemana. Se alejó de Manfred Weber , piloto bávaro del Partido Popular Europeo. Cortejó a todos. Trató bien a Giorgia Meloni y estableció un cierto idilio político con el socialista Pedro Sánchez . Hubo una buena entente entre la presidenta de la Comisión y el presidente español, para mayor desespero de Alberto Núñez Feijóo . Ese juego se ha terminado. Von der Leyen está quemada y Sánchez se halla en graves apuros.
¿Cuántos años se puede gobernar España con el Madrid DF en contra? Este es el tema Sánchez
Empieza septiembre con una grave suma de debilidades en Europa. El canciller alemán Friedrich Merz parece la figura más fuerte con la bandera del rearme. Ello no impide que la extrema derecha le pise los talones. Meloni cuenta con un gobierno estable y se presenta como amiga de Donald Trump , pero Italia sólo crece un 0,7%, con una factura energética muy encarecida. En Francia se avecina un temible temporal. Atención a lo que pueda suceder en Francia a partir de la próxima semana. En Polonia, el liberal-europeísta Donald Tusk puede haber quedado herido de muerte por las elecciones presidenciales de mayo. El país europeo con mejores datos económicos es España pero la canción del verano en muchos pueblos de habla exclusivamente castellana ha sido “Pedro Sánchez, hijo de puta”, como recordaba ayer Jordi Évole en este diario.
Gobernar España con una mayoría precaria después de amnistiar a los independentistas catalanes no es fácil. La amnistía tenía un precio. Quizá Sánchez creyó que ese precio disminuiría con el paso del tiempo y un buen PIB. Para que el precio fuese menor necesitaba una Europa fuerte, con rumbo. Necesitaba un horizonte colectivo. Y lo que hay ahora es una enorme acumulación de rencores, Europa en horas bajas, la agónica guerra de Ucrania, la cruel matanza de Gaza, la restauración del Departamento de Guerra en Estados Unidos y una gran demostración de fuerza del bloque oriental en Pekín.
¿Cuántos años seguidos se puede gobernar España sin el apoyo del Madrid DF? Sánchez ya lleva siete años presidiendo el Consejo de Ministros con Madrid DF en contra y parece que le haya pasado un tren por encima. En la entrevista del pasado lunes en TVE, su rostro presentaba signos de consunción. Su rostro fue el mensaje.

Miguel Tellado, secretario general del Partido Popular
Se ha enemistado con Trump, visitó a Xi Jinping en Pekín en plena escalada de los aranceles, le ha dicho al gobierno de Israel lo que otros gobernantes europeos no se han atrevido a decir, tiene enardecida a la judicatura militante, el último secretario de organización del PSOE se halla en la cárcel por un delito aún por definir, el penúltimo secretario de organización del PSOE está siendo investigado por corrupción, tiene la televisión privada enfadada por la revitalización de TVE, y está perdiendo a los jóvenes por culpa del tapón generacional, por culpa del precio de la vivienda y por culpa de los vendavales del mundo. Ahora es el momento de la tentación fascista. Hace una década la tentación se llamaba Podemos. Hay una tensión generacional evidente pero se aproxima un momento clave: pronto van a quedar vacantes, por jubilación, tres millones y medio de empleos. ¿Quién gestionará ese momento? ¿Con qué políticas?
Para salir a flote, Sánchez necesitaría ahora el apoyo del canciller Merz. Y Merz se muestra muy frío. Merz está en lo suyo, la salvación de la economía alemana, y está con los suyos: el Partido Popular Europeo. En materia de política exterior, Núñez Feijóo tiene tres tareas este curso, mientras Miguel Tellado cava fosas: mantener a Merz a su favor, evitar que Vox se apodere de toda la relación de la derecha española con el Gobierno de los Estados Unidos y no poner nervioso al reino de Marruecos.
Sánchez lo tiene casi todo en contra, pero resiste y resistirá. Salvador Illa y otros le han convencido de que no debe seguir el camino de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011. Debe defender en las urnas el trabajo realizado. Cuando todas las furias se desatan hay que plantarles cara para que aflore la cuestión de fondo: ¿a dónde queremos ir? Esta será la gran pregunta de las próximas elecciones generales españolas.
Se cumplen 50 años de los últimos fusilamientos de Franco, y Tellado llama a cavar fosas…
Vox acaricia los sesenta diputados en los sondeos y en el PP están preocupados. Gobernar España con un Vox muy fuerte, sin el concurso del PSOE y con una tremenda confusión en Europa podría ser un gran tormento. Tellado tiene la encomienda de achicar el espacio de Vox extremando el lenguaje, jugando al límite. Ayer dijo que es el momento de cavar la fosa del Gobierno. Hablar de fosas cuando se cumplen cincuenta años de los últimos fusilamientos del franquismo es feo. Tellado tenía apenas un año en 1975. Alguien debería haberle informado. La escuela Romay Beccaría , en la que se han formado la mayoría de los cuadros de la derecha gallega, debería haberse ocupado de ello.
Lo más importante no es la espuma negra de septiembre. La cuestión es a dónde vamos cuando se restauran los ministerios de la Guerra.