Un fantasma recorre Europa: el fantasma del Chat Control

  • ¿Qué tiene que ver la vigilancia indiscriminada de 500 millones de personas con el abuso infantil?

  • En 2021, una derogación –una forma suavizada de la ley– entró en vigencia: Chat Control 1.0.

Chat Control es un calificativo poco conocido e impropio de lo que nombra (pero muy evocador) para designar el conjunto de regulaciones en contra del abuso sexual infantil (CSAR) en Europa. El término fue acuñado por los críticos defensores de la privacidad digital; de allí el aura tendenciosa del término: «chat control».

Este marco regulatorio fue propuesto el 11 de mayo del 2022, y busca proteger la integridad de los niños en entornos digitales mediante la implementación de una serie de medidas. La más importante de ellas fue la que inspiró, justamente, su nombre: un marco regulatorio de obligatorio cumplimiento para la detección y denuncia de material de abuso sexual infantil (CSAM) en plataformas digitales.

Desde su origen, CSAR contempla la vigilancia obligatoria de mensajes privados, incluso en plataformas como WhatsApp, Signal o Telegram (que usan cifrado de extremo a extremo) para detectar contenido ilegal. En 2021, una derogación –una forma suavizada de la ley– entró en vigencia: Chat Control 1.0.

Voluntariamente, las empresas de comunicación pueden denunciar CSAM a las autoridades gubernamentales, siempre y cuando no socaven el cifrado de extremo a extremo. Vigilar la mensajería privada atenta contra uno de los reglamentos generales de protección de datos (RGPD) de la Unión Europea: el consentimiento explícito del usuario. La privacidad individual, pues, consiguió una victoria.

Una victoria temporal, porque el fantasma del Chat Control original –el que incumple con la ley de protección de datos y se mete en las vidas privadas de los individuos– recorre Europa de nuevo.

Bajo la presidencia belga del Consejo de la UE, un nuevo borrador busca monitorizar las comunicaciones privadas en plataformas cifradas. El presidente danés introdujo una propuesta que pretende activarse el 14 de octubre del 2025. Como si no hubiese sido derogado en el pasado, Chat Control 2.0 es el centro de un debate abierto, demasiado abierto, sobre la protección infantil en internet y la privacidad.

La Unión Europea tiene 27 países. 15 de ellos están a favor del Chat Control 2.0: SE (Suecia), DK (Dinamarca), EE (Estonia), LV (Letonia), LT (Lituania), CZ (República Checa), SK (Eslovaquia), HU (Hungría), FR (Francia), IT (Italia), HR (Croacia), BG (Bulgaria), ES (España), PT (Portugal), MT (Malta).

El otro gran bloque de países está indeciso: IE (Irlanda), FI (Finlandia), DE (Alemania), BE (Bélgica), NL (Países Bajos), AT (Austria), RO (Rumania). Solo Polonia y Eslovenia están en contra de la medida.

La entrada en vigencia del Reglamento CSAM dependerá de su aprobación por el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo. Pero la lista de países a favor o neutrales de la medida produce escalofríos a los defensores de la privacidad y los derechos humanos. Especialmente porque… ¿qué tiene que ver la vigilancia indiscriminada de la información privada de 500 millones de personas con el abuso infantil en Internet?

Parece existir una brecha abismal entre el tamaño de un problema legítimo y urgente (proteger la integridad infantil) y la magnitud de su solución: exterminar la capa privada y anónima del Internet.

El internet permea casi todas las actividades humanas. Tiene un papel mediador importante en el abuso infantil, como medio de contacto de los atacantes con las víctimas. Pero Internet es, en esencia, un sistema de orden superior donde la identidad humana no es frágil solamente porque está subordinada al ámbito de la sexualidad.

La identidad digital es frágil porque internet es la base de órdenes económicos, sociales, morales, materiales e intelectuales que constituyen la personalidad y las actividades de un individuo. Sacrificar el equilibrio de estos órdenes a uno solo, sea cual sea, constituye un peligro sin precedentes para el equilibrio de la sociedad y las personas particulares.

En otras palabras, monitorear el ámbito privado sin límites para cazar criminales no compensa los peligros de promover una ausencia completa de privacidad en Internet.

No todo está perdido: aplicaciones como Bitchat, basada en Nostr e inspirada en Bitcoin, dificultarán que la esfera privada en internet desaparezca. Pero las personas deben desear protegerla primero, y eso no está garantizado.

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