Un Gaz-a-Lago para salvar a ‘Bibi’

Donald Trump ha propuesto desplazar a los dos millones de palestinos que viven en Gaza y convertir la franja en “la Riviera de Oriente Próximo”, un territorio que será propiedad de Estados Unidos y que, una vez reconstruido, se convertirá en un lugar “para todo el mundo”.

El plan, a caballo entre la limpieza étnica y la promoción inmobiliaria, es irrealizable y Trump lo sabe. Dice que transformar un espacio arrasado donde han muerto más de 50.000 personas sería lindo y bonito , adjetivos fetiche de su lenguaje kitsch, y no hay duda de que le atrae la obscenidad del reto. Le gusta la idea de convertir la franja en un gigantesco Gaz-a-Lago, con campos de golf y lagos artificiales, torres de cristal, casinos y amplios espacios escénicos para entretener a turistas. Él vive en este mundo de paraísos infantiles, pero en el fondo no quiere poner su nombre en la azotea del rascacielos más alto de Gaza porque es un racista.

Trump sabe que su plan es irrealizable, pero también que puede ayudar a Netanyahu a resistir

La fantasía de Gaz-a-Lago es trumpismo en estado puro, un movimiento que elimina a las personas y a las instituciones. No existe el pueblo palestino ni el derecho internacional. No hay convenios que no puedan romperse ni territorio que no se pueda ocupar. Aplauden los autócratas de Moscú y Pekín, los fascistas de las democracias liberales y también Netanyahu, muy satisfecho con la pantomima de su amigo Trump.

En todo caso, Trump no ha improvisado una solución estúpida para uno de los conflictos más irresolubles del mundo con la intención de llevarla a cabo, sino de salvar a su amigo Beniamin Netanyahu, primer ministro de Israel y aliado clave en la liga populista internacional que lidera.

Bibi Netanyahu alardea de haber visitado catorce veces la Casa Blanca, más que ningún otro dignatario, pero está en una posición muy difícil. Gaz-a-Lago es una cortina de humo para ocultar su fragilidad y, al mismo tiempo, una estrategia para que no caiga.

Netanyahu puede ir a la cárcel por corrupción. El proceso judicial está en marcha y afecta también a su esposa Sarah.

Si pierde la mayoría parlamentaria –y ahora cuelga de un solo escaño–, no podrá seguir bloqueando la comisión independiente sobre las causas de la matanza del 7 de octubre del 2023. Parece demostrado que autorizó envíos mensuales de dinero en efectivo a Hamas, más de mil millones de dólares en total, que entraron en Gaza desde Israel.

Trump quiere un alto el fuego permanente en Gaza, pero los partidos ultranacionalistas que apoyan a Netanyahu prefieren seguir luchando. Gaza-a-Lago es una distracción para que no presionen y sostengan la coalición.

Gaza puede ser un enclave estadounidense, la promoción inmobiliaria más hortera del mundo, pero Cisjordania es Judea y Samaria, regiones del Gran Israel que Netanyahu quiere anexionarse. Allí, la represión no cesa.

Gaz-a-Lago es fruto de un nuevo orden basado en la política de la eternidad, la que se justifica en el origen inocente y mítico de los pueblos escogidos y se proyecta al infinito tecnológico y supre­macista. El juego de espejos, la distracción permanente con propuestas y promesas fantasio­sas, facilita el dominio y la sumi­sión de millones y millones de per­sonas.

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