Un líder cripto llega a Wall Street

Brian Armstrong (San José, California, 1983) no tiene parentesco alguno con el famoso astronauta. Es hijo de ingenieros informáticos y el fundador de Coinbase, la primera empresa de criptomonedas que empezará a cotizar en el índice S&P 500, la liga de las 500 mejores empresas de Estados Unidos.

Será mañana por la mañana, al abrir los mercados, cuando Coinbase se incorpore a este prestigioso club de Wall Street. Reemplazará al banco digital Discover, que será adquirido por una entidad financiera. El comité S&P Dow Jones ha seleccionado en su lugar a Coinbase porque esta compañía, especializada en el intercambio de criptoactivos, sí cumple con todas las condiciones. Entre ellas, es rentable y su valoración en bolsa supera con creces los 10.000 millones de dólares. Concretamente, 64.000, seis veces más.

Coinbase entra a cotizar en el prestigioso índice bursátil de las 500 mejoras empresas de EE.UU.

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el negocio va viento en popa. El presidente de Estados Unidos ha dado carta blanca a las empresas del sector, auspiciado por su amigo (o no tan amigo) Elon Musk. Ha flexibilizado la regulación, ha creado una reserva nacional de bitcoins y ha nombrado cargos estratégicos vinculados al mundo cripto, como Paul Atkins, el presidente de la SEC, la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU.

Aunque la coyuntura le sonríe, Coinbase ha visto temblar sus estructuras esta semana, al sufrir un ciberataque que le podría costar unos 400 millones. Sin embargo, la cotización bursátil no se ha resentido, al contrario: ha registrado un alza de más del 27% entre lunes y viernes. Las expectativas por su entrada en el S&P 500 son elevadas. Por eso Armstrong vive su mejor momento profesional. El negocio de sus sueños tiene grandes expectativas y él está cada vez más cerca de su misión: descentralizar las finanzas. Desde hace más de una década, Armstrong es un activista en la materia. En una entrevista a Forbes , apuntaba: “La razón por la que me metí en esto es para aumentar la libertad económica. Tengo la visión de crear una moneda y una infraestructura financiera sólida todo el mundo, con menos comisiones y fricciones”.

Armstrong dio el paso en el 2012, cuando casi nadie había oído hablar del bitcoin. Después de entrevistar a decenas de candidatos, convenció a Fred Ehrsam y juntos fundaron Coinbase en Silicon Valley. Entraron en la prestigiosa aceleradora Y Combinator y luego vino todo lo demás. Hoy, más de 100 millones de personas están registradas en la plataforma y el negocio, que se basa en el cobro de comisiones, supera los 6.500 millones de ingresos y los 2.500 millones de beneficio neto. Detrás tiene como inversores a grandes fondos generalistas como BlackRock o Vanguard.

Brian Armstrong, cofundador y consejero delegado de Coinbase

Brian Armstrong, cofundador y consejero delegado de Coinbase

Gusi Bejer

Armstrong siempre cuenta que había tenido entre ceja y ceja mejorar el sistema de pagos internacional. Antes de fundar Coinbase, había trabajado como ingeniero en IBM, Deloitte y Airbnb. Fue en esta última empresa donde decidió emprender porque se topó con dificultades en su labor de intentar reducir el fraude de pagos a nivel global. Graduado en Informática y Ciencias Empresariales en la Universidad de Rice (Texas) Armstrong ha pasado toda su vida en EE.UU., salvo un año en el que vivió en Buenos Aires trabajando en remoto para una startup educativa que fundó cuando era universitario.

Actualmente, Armstrong guarda una estrecha relación con Latinoamérica, donde viaja a menudo. Está casado con Angela Meng, una inversora bancaria de raíces asiáticas que también ha ejercido de modelo y periodista. En su tiempo libre, Armstrong tiene dificultades para desconectar. Ya de pequeño se dedicaba a programar y ahora que está al frente de Coinbase, parece que le sobra el tiempo porque ha vuelto a emprender. Ha fundado Research Hub, una plataforma de acceso gratuito a documentos científicos y la biotech New Limit. Además, ha escrito el libro Breaking Free , donde explica su experiencia de abandonar el trabajo y emprender. Armstrong es realmente un prototipo de Silicon Valley, podría parecer un antisistema aunque en realidad no tanto: el S&P 500 ahora le da la bienvenida.

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