Un partido de Madeira está a las puertas del Parlamento portugués

El paisaje bate con tal fuerza a las puertas del parlamento luso que amenaza con entrar. “Portugal es Lisboa. El resto es paisaje”, reza el dicho popular que se suele relacionar con una pasaje de una de las obras cumbre de la literatura patria, Los Maia , de Eça de Queiroz, en la que se lee, como un comentario mordaz, que “Portugal es Lisboa”. “Fuera de Lisboa no hay nada”, continúa, como resumen de un centralismo ancestral, esculpido en el artículo 51.4 de la Constitución, que prohíbe los partidos de “índole o ámbito regional”. Por eso resultaría colosal la hazaña que puede protagonizar el próximo domingo Juntos Pelo Povo, Juntos Por el Pueblo, (JPP), un partido autóctono de Madeira.

Como tuvo que camuflarse como una fuerza de ámbito portugués, para evitar el veto del Tribunal Constitucional, no se puede llamar Juntos pela Madeira, que sería la versión lusa de “Junts per Madeira”. El nombre de JPP incorpora resonancias del partido de Carles Pugidemont, pero no se trata para nada de una fuerza independentista, ni tampoco de derechas. Su ideario, autonomista, de defensa de los intereses insulares, lo conecta con Coalición Canaria. Su genética, pues surgió de una escisión municipal del Partido Socialista, lo relaciona con la Agrupación Socialista de La Gomera, hegemónico en esa isla y llave en su archipiélago.

Con sólo autonomías en Madeira y las Azores y sin ninguna instancia intermedia entre los municipios y el poder central en el resto del territorio, Portugal está considerado uno de los estados más centralistas del mundo.

Y cuenta con un sinfín de paisajes de profunda emoción. Quizá el más conmovedor sea el azoriano de Sete Cidades, una combinación de lagos y verdes laderas pobladas por vacas, en un antiguo cráter. En lo que los portugueses llaman “el continente”, el equivalente a la expresión española de “la península”, destaca el único parque nacional, el de O Gerês, que se extiende por Galicia con el nombre de O Xurés y menos protección. La joya geresiana es la Mata de Albergaría, el máximo y muy mágico reducto de los robledales atlánticos ibéricos

En la región norte se percibe el cansancio y el fatalismo tras 50 años de promesas huecas de descentralización

No hace mucho, tras un accidente en el balneario, antes de transportar al lesionado al hospital de Braga, lo primero que hizo el responsable de la ambulancia de O Gerês fue pedir permiso para moverse a 400 kilómetros al sur, a Lisboa. Era una llamada hecha desde la nada. Así no extraña que pese a la lejanía, el partido de Madeira cuente aquí con simpatías. “No lo creo, pero ojalá su entrada en el Parlamento desembocase por fin en la regionalización del país, que tanto nos hace falta en el Norte y nos permitiría tener más relación con Galicia”, reflexiona Olavo en el negocio familiar, el hotel Baltazar. “El Norte va a seguir olvidado por Lisboa, como siempre” resume Carolina, camarera y masajista.

Desde la capital, el más renombrado politólogo portugués, António Costa Pinto, coincide en el diagnóstico de que en el caso, que considera probable, de que JPP saque un escaño, no se alterarán las dinámicas territoriales. Destaca el surgimiento de este partido como un movimiento de base en Santa Cruz, donde es alcalde desde hace doce años el candidato al parlamento portugués, Filipe Sousa. Con su hermano Élvio de cabeza de lista este partido se convirtió en las elecciones autonómicas de marzo en la segunda fuerza regional, por delante de los debilitados socialistas, al capitalizar el rechazo a la histórica hegemonía conservadora en el archipiélago.

Ese impulso, unido a las 35 centésimas en porcentaje de voto que le faltaron a JPP para conseguir el escaño en Lisboa el año pasado, hace que los comentaristas vaticinen que esta vez sí lo logrará. El diputado no sería decisivo, salvo en el improbable supuesto de que el conservador Luís Montenegro, aliado con los liberales, se quede al borde de la mayoría absoluta.

“Estoy algo nervioso”, confiesa desde Madeira Filipe Sousa, pese a su ya larga carrera política. Más que de los números, dice fiarse de su instinto, con el que asegura detectar una receptividad del electorado mayor que en el 2024.

El nombre remite a Junts, pero JPP se parece mucho más a Coalición Canaria y al partido de La Gomera

“Hasta ahora todos nuestros representantes en Lisboa nunca consiguieron revertir nuestros problemas porque se sometieron al poder centralista, que está vinculado a los grandes grupos económicos”, afirma Sousa. Sostiene que la prohibición constitucional de los partidos regionales no es un obstáculo, sino un incentivo, para presentarse como “la voz de todas las islas”, no sólo las geográficas, sino también de las minorías.

El veto a los partidos regionales se explica, según el politólogo Costa Pinto, más que por las reticencias al poder norteño, por el miedo que había en 1975 al movimiento independentista de las Azores, apoyado por los emigrantes en Estados Unidos. La prohibición parecía una barrera infranqueable, pero Sousa está en posición de superarla, Si lo logra, promete visitar Catalunya.

También te puede interesar