El presidente de Banc Sabadell, Josep Oliu, considera que es metafísicamente imposible que el BBVA consiga el apoyo de más del 50% de accionistas a su oferta de compra. De confirmarse esta hipótesis en las próximas semanas, su presidente Carlos Torres se quedaría colgado de la brocha y la entidad vasca en una difícil situación.
Esta operación, que dura casi un año y medio, demasiado tiempo en opinión del gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, parece una jugada de póker. Hasta que no se conozca el resultado final no sabremos quién llevaba las mejores cartas.
Si la operación fracasa la situación se puede complicar para todo el mundo
De momento, lo que parece cierto es que esta es una operación defensiva por parte del BBVA. Esta entidad tiene casi el 70% de sus activos en países emergentes como Turquía, México o Venezuela y solo el 30% en España. Su crecimiento es muy fuerte, pero hay que descontar el efecto inflacionista. Es como un árbol con mucho ramaje y pocas raíces, lo que supone un peligro si viene un vendaval. El entorno geopolítico parece aconsejar equilibrar a partes iguales el riesgo dentro y fuera y esto lo conseguiría con la absorción del Sabadell.

Una oficina de Banc Sabadell)
Por esta razón, y no por otra, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, el gobernador del Banco de España y la presidenta del BCE, Christine Lagarde eran partidarios de una alianza amistosa como la que inicialmente se había planteado. Quienes no estaban tan de acuerdo, como es natural, eran la cúpula del Sabadell, que querían seguir siendo independientes porque no veían un riesgo para su proyecto empresarial.
En opinión de Torres esta fue la razón por la que se filtró la noticia y le obligó a lanzar una opa hostil. Desde el Sabadell se dice otra cosa, las conversaciones se desvelaron porque al BBVA una opa hostil le salía más barata. El hecho es que la filtración en plenas elecciones catalanas hizo cambiar la opinión del Gobierno de Pedro Sánchez, que puso duras condiciones para impedir la operación.
Lo cierto es que si la opa fracasa la situación se puede complicar extraordinariamente para todo el mundo. El BBVA no resolvería su problema de sostenibilidad en el medio y largo plazo en el caso de que se produjera una nueva crisis financiera. El Gobierno de coalición de alguna manera se vería implicado ante los reguladores y las autoridades europeas; y las acciones del Sabadell podrían derrumbarse, según pronostica Torres.
La historia nos enseña que siempre que se ha producido una opa hostil fallida en el sector financiero ha tenido graves consecuencias. Así sucedió cuando el Popular rechazó la oferta del Sabadell, cuando Bankia no aceptó la propuesta de La Caixa o cuando el tándem Mario Conde y Juan Abelló hizo fracasar la oferta del Bilbao.
Pensar que este culebrón de la opa no deseada del BBVA sobre el Sabadell va a terminar el día que se conozca la decisión de los accionistas es no conocer el sector financiero.