Una oportunidad para la industria

Dice la sabiduría popular que no hay mal que por bien no venga. Un fuerte aumento del gasto en defensa como el que nos obliga nuestro compromiso con la OTAN permitiría incrementar la inversión empresarial en España. La industria, que sufre una crisis desde hace décadas, sería la más beneficiada.

De esta manera, al modelo económico español, basado en el sector servicios, el turismo y la construcción, se añadiría la industria como motor de crecimiento. Esto permitiría a los jóvenes encontrar empleos con alto valor añadido y más acordes con su formación. Además, podría servir para vertebrar el territorio.

Un fuerte aumento del gasto en defensa beneficiaría a la industria

Por esto sería un gran acierto que este plan inversor se localizase en el Ministerio de Industria que dirige Jordi Hereu. Un hombre que pertenece a la ejecutiva del PSOE, que goza de la confianza del president de la Generalitat, Salvador Illa, con la experiencia de la presidencia de Hispasat y una sensibilidad especial por el territorio como exalcalde de Barcelona. Pero lo más importante es que se trata de un hombre de consenso que facilitaría un acuerdo de las administraciones central, autonómica y local.

Los datos no engañan. La inversión privada en nuestro país aún está un 3,5% por debajo de los niveles previos a la pandemia de la covid. Las empresas invierten 306.748 millones y el 90% de esta cantidad corresponde al sector privado. Inyectar a esta cifra los 80.000 millones de euros que representarían destinar a defensa el 5% del PIB sería tanto como dar a la economía el empuje que necesita para cambiar el modelo productivo.

Si el rearme del que viene hablando la UE se hace a base de comprar el 64% de nuestro armamento a Estados Unidos, como ocurre ahora, será muy difícil que la sociedad lo entienda. Si por el contrario se hacen fábricas de alto valor añadido con tecnología para la seguridad, la ciberseguridad, la aeronáutica y el espacio, los ciudadanos lo verían muy útil. Una cosa es comprar armas y otra muy distinta invertir en tecnología e industria. Tal vez esto tendría mayor respaldo social a la hora de subir impuestos o reestructurar el gasto público.

Algo parecido sucede en Europa, que sufre una fuerte crisis industrial derivada de las políticas de deslocalización del final de los 90. Alemania, la locomotora europea, se encuentra prácticamente en recesión y su producción industrial se ha desplomado. El motivo es el precio de la energía y la incertidumbre ante el futuro. Sin olvidar la estricta regulación, que nos hace cada vez menos competitivos.

Una situación que está arrastrando a la industria española, que cada vez tiene más complicado exportar los bienes de equipo a nuestros socios comunitarios. Un marco que se agrava con los aranceles.

Por estas razones, los 800.000 millones de euros anunciados de inversión en seguridad podrían ser la pértiga que necesitan Europa y España para salir del estancamiento industrial en que nos encontramos.

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