

“Hay gobierno de coalición para rato”, ha afirmado este jueves la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, para intentar rebajar la tensión después del desencuentro dentro del Ejecutivo por la tributación del salario mínimo. Díaz ha hecho este rotundo comentario en declaraciones a la prensa en París, donde ha participado en un foro sobre el futuro de las políticas sociales en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Díaz desconoce cómo va a resolverse la compleja situación, aunque ha dejado entender que puede haber una salida satisfactoria, y ha explicado de nuevo la postura de ella y de Sumar. “Estamos a resultas de una legítima discusión en el Ministerio de Hacienda y estamos a resultas de que nos comuniquen su decisión -dijo la vicepresidenta-. Yo he hecho lo que tenía que hacer, que es mi competencia, subir el salario mínimo y ahora quedaremos lógicamente a la espera de que el ministerio competente aclare de una vez por todas cuál es la posición sobre esta materia”
“Es un poco sorpresivo lo que ha pasado en nuestro país”, insistió la vicepresidenta, y recalcó que ella y otros miembros del Gobierno se enteraron del problema por los medios de comunicación y a través del comunicado emitido por el propio Ministerio de Hacienda.
Díaz puso énfasis en que se equivocan quienes especulan con una crisis. “El Gobierno de España goza de muy buena salud y es verdad que tenemos muchas veces posiciones diferentes, pero les quiero dar una mala noticia a la derecha española de manera destacada -declaró-. Hay gobierno de coalición, que va a seguir ganando derechos y mejorando la vida de la gente, para rato, no tengan ningún problema, la gente puede estar tranquila”.
Díaz contradice a Cuerpo y niega que estuviera enterada de la polémica tributación
“Es verdad que entre ambos espacios políticos, entre Sumar y el PSOE, estamos hablando permanentemente y estamos haciendo lo que tenemos que hacer, pero creo que toca que el partido socialista y en este caso el Ministerio de Hacienda tome la decisión, que es su competencia -prosiguió la vicepresidenta-. Yo nunca he invadido ninguna competencia en la gestión pública y toca ahora que lo hagan, pero estamos interlocutando permanentemente. Es verdad que yo he estado ayer con el presidente del Gobierno, como lo han visto, y es verdad que he llegado, como saben, rápidamente a París”.
Sobre las declaraciones del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, desde Polonia, de que ella sí sabía sobre la tributación del salario mínimo, Díaz evitó encrespar los ánimos pero fue clara: “Mire, yo no sabía, ni nadie en el espacio Sumar y me atrevo a decir que nadie, ni él mismo (Cuerpo) sabía esto. De hecho, el señor Carlos Cuerpo, la tarde del lunes, hizo declaraciones a medios diciéndole a todo el país que la decisión no estaba tomada. Me remito a lo que ustedes han publicado, han escrito y han emitido. Y me atrevo a decir que una parte del Gobierno se ha enterado exactamente igual que yo y me equipo justamente media hora antes de comparecer en Moncloa. Por tanto, les soy rotunda, no, ni yo ni nadie de mi equipo sabíamos esto. Pero digo más tarde-noche del lunes, el señor Cuerpo le ha comunicado a España que esa decisión no estaba tomada”
La vicepresidenta exhibe el éxito de España, que hace compatible la política social y un fuerte crecimiento económico
En su intervención en el foro de la OCDE, y luego ante la prensa, Díaz presentó como un éxito las políticas sociales realizadas en España en los últimos años, incluida la subida del salario mínimo, que han sido compatibles con un crecimiento del 3,2%, el mayor entre los países de su entorno. “El Gobierno de España tiene claro el proyecto de país que quiere”, enfatizó, y habló de “un cambio de paradigma”, de “crecimiento por medio del trabajo”. “Uno de cada cuatro empleos que se crea en Europa es español”, recordó, lo que ha llevado a 24 millones de afiliados a la Seguridad Social. Según Díaz, es más adecuado hablar de “inversiones sociales” que de “gastos sociales”, porque son políticas que no solo son justas sino que contribuyen a la eficiencia económica y el crecimiento. “La desigualdad sale muy cara”, advirtió.