
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido este jueves la dimisión del ministro de Extreriores, José Manuel Albares, por las “coacciones” al candidato opositor Edmundo González Urrutia en la embajada española en Caracas. Lo ha dicho en Roma, al lado del ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, después de que el vicesecretario general del PP, Esteban González Pons, haya acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de “complicidad” con el ejecutivo de Nicolás Maduro por la forma en que González Urrutia salió de Venezuela el pasado 7 de septiembre.
“En la embajada española se ha coaccionado al presidente electo de Venezuela y que esté el ministro de Exteriores relacionado con esto es inadmisible”, ha declarado Feijóo, de visita a la capital italiana, donde ha mantenido una reunión de cortesía con la primera ministra Giorgia Meloni. Pese a que el objetivo de Feijóo era conocer la estrategia migratoria de la italiana, en la reunión también han abordado el asunto venezolano después de que el candidato opositor asegurara que antes de salir del país se reunió con representantes del Gobierno de Nicolás Maduro en la residencia del embajador español de Caracas y le “coaccionaron” para que firmara un documento.
Acusaciones
El popular reclama explicaciones a Sánchez ante las “evidencias” de que “la embajada española ha sido escenario de prácticas mafiosas”
Según Feijóo, además de la dimisión de Albares, Pedro Sánchez debe reemplazar al embajador en Venezuela y comparecer para dar explicaciones sobre el asunto ante las “evidencias” de que “la embajada española ha sido «escenario de prácticas mafiosas”. En cambio, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha asegurado que “no tiene nada que ver con cualquier documento o negociación” entre Edmundo González Urrutia y el Ejecutivo de Venezuela, y fuentes de este organismo han indicado a la Agencia Efe que, de hecho, el ministro José Manuel Albares “dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor”.
Hablando directamente a Tajani, su aliado en el Partido Popular Europeo (PPE), Feijóo ha continuado planteando varias “preguntas retóricas”: “¿Se imagina que dos altos cargos de una dictadura entraran en una embajada italiana para coaccionar al presidente electo de un país? ¿Le cabe en la cabeza que esta coacción se hiciera con el conocimiento del presidente del Gobierno y el ministro de Exteriores?», ha reiterado, el mismo día que el Parlamento Europeo ha votado a favor de reconocer a Edmundo González Urrutia como “presidente legítimo y democráticamente elegido de Venezuela”, con los votos a favor del PPE y los dos grupos de ultraderecha en la Eurocámara, los Conservadores y Reformistas Europeos (de los que forma parte el partido de Meloni) y los Patriotas (de los que forma parte Vox).

A continuación, Feijóo ha elogiado la política migratoria “eficaz y responsable” de Giorgia Meloni, explicando que ha venido a conocer qué está haciendo la italiana porque “en Italia ha disminuido un 60% las llegadas” mientras en España “han subido un 60%”. “Por eso la política migratoria en Italia funciona y en mi país no”, ha declarado, evitando responder a las preguntas sobre si podría replicar los controvertidos centros de migrantes que está construyendo Italia en Albania, un país exterior a la UE, en el caso de llegar al poder.
El modelo de Meloni que gusta a Feijóo consiste en una estrategia migratoria diferente a la que la ultraderecha italiana había aplicado en el pasado. Meloni no hace ruido mediático bloqueando los desembarcos de los barcos humanitarios como hacía Matteo Salvini como ministro del Interior, sino que permite los desembarcos pero en puertos muy alejados de las zonas de rescate, en el norte y el centro de Italia, obligando a las oenegés a navegar durante días y permanecer apartadas de los puntos más calientes. Al mismo tiempo, ha impulsado acuerdos económicos con países como Egipto, Libia o especialmente Túnez, donde acudió de la mano de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, para anunciar una inversión millonaria a cambio de que más control sobre los traficantes de personas. Además, están a punto de estrenarse, después de varios retrasos, estos polémicos centros de retención de migrantes en Albania, donde Italia quiere llevar a hasta 36.000 personas al año rescatadas por naves italianas mientras trata de tramitar las repatriaciones.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, este jueves en Roma
Con todo ello, Hermanos de Italia presume que la llegada de migrantes a Italia ha descendido un 60% respecto al año pasado. Sin embargo, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Italia sigue siendo el país mediterráneo al que han llegado más inmigrantes este 2024. Más de 44.000 personas, un número superior al de España (más de 37.000) y Grecia (33.000).
La respuesta
Albares pide a Feijóo que desautorice al eurodiputado que “calumnia e injuria ” a España
Tras la acusación del líder popular, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha señalado, rotundo, que el Gobierno “no ha participado en ningún tipo de negociación, ni redacción, ni concepción, ni elaboración de ningún documento que se haya establecido entre Edmundo Gonzalez y el Gobierno de Venezuela”.
Así se ha pronunciado en Bruselas, donde ha asistido a una reunión sobre Gibraltar, después de que Pons haya acusado este jueves al Gobierno de estar “implicado en un golpe de Estado” en Venezuela y de haber sido “cómplice” del “chantaje” del chavismo.
Albares, además, ha exigido al líder popular que desautorice al eurodiputado que “calumnia e injuria a España”. “Nadie se lo ha solicitado al Gobierno de España, ni lo hubiéramos aceptado, ninguna contrapartida política para que Edmundo González pueda estar felizmente hoy en España libre”.
Además, y ante las acusaciones vertidas contra el embajador español en Caracas, el ministro ha especificado que las instrucciones que tenía Ramón Santos eran “de no inmiscuirse en la libertad de Edmundo para sus gestiones para resolver su situación y tener encuentros con quien él quisiera”. “Permitimos total libertad para hablar, recibir y encontrarse con quien quisiera. Cualquier persona que vino a hablar con él no vino por petición del Gobierno de España ni fue el embajador quien los invitó”.