A una semana de que el próximo 10 de octubre concluya el periodo de aceptación de la opa del BBVA por el Sabadell, apenas el 10% del capital del banco vallesano da pistas acerca de su posicionamiento en la operación. Las cartas siguen bocabajo, aunque en los próximos días podrían significarse más inversores.
Por el momento, los accionistas a los que se les atribuye una posición contraria a la opa superan por poco a los que están a favor. A eso se suma la gran incógnita en torno a los minoritarios, que acaparan cerca del 40% del capital y que pueden ser decisivos en una masa accionarial muy atomizada, con cerca de 200.000 inversores. La premisa es que suelen seguir las recomendaciones del consejo, y el del Sabadell se ha opuesto de manera firme a la mejora de la oferta. El BBVA confía en cambio en convencerlos.
La batalla final se librará entre los grandes inversores a lo largo de la semana próxima
El capital contrario a la opa ronda el 6,39%. Lo lidera la aseguradora Zurich, que tiene un 4,94% y a la que se atribuye una postura de oposición debido al acuerdo estratégico para comercializar sus productos en España. Ayer fuentes de la aseguradora declinaron hacer comentarios. A la francesa Amundi, con un 1,27% y otra alianza clave con el Sabadell, se la encuadra en el mismo grupo. A eso se suman el 0,14% en manos del presidente del banco, Josep Oliu, y el 0,02% del consejero delegado, César González-Bueno, más otro 0,02% de otros consejeros, según el último informe anual de gobierno corporativo del banco.
En la parte a favor, la suma es del 3,89%. La lidera el mexicano David Martínez Guzmán, el mayor inversor individual del banco, con el 3,84%. El martes, en calidad de consejero del banco, expresó su intención de acudir al canje. Le acompaña por ahora el emprendedor italiano Davide Serra, dueño del fondo Algebris Investments, que tiene un 0,05%.
De lo que puede presumir el Sabadell es de haber conservado buena parte de los inversores institucionales con los que arrancó la opa. El BBVA pronosticaba que el mercado convergería rápidamente con el valor del canje y que el capital se llenaría de fondos arbitrajistas, lo que no ha sucedido.

Entre los grandes inversores, la pieza clave es la gestora norteamericana BlackRock, la mayor del mundo. Ayer notificó su mayor participación en el Sabadell desde que en el 2010 entró en el capital del banco, del 7,23%. Dirigida por Larry Fink, es también el primer accionista del BBVA, con un 7%. De acudir al canje, se consolidaría con diferencia como el primer accionista del grupo resultante.
Desde BlackRock no hacen comentarios sobre acciones individuales o movimientos en curso. Como gestora, debe tomar la decisión conforme a los intereses de sus clientes, si bien sus departamentos suelen aglutinar los diferentes fondos con los que opera para adoptar decisiones en conjunto.
La filosofía de BlackRock es financiera. No entra en los consejos de administración ni se posiciona a favor de determinados accionistas. Por eso, tomará una decisión técnica conforme al criterio de equipos ubicados fuera de España. En el país, tiene oficinas en la madrileña torre Picasso y conserva un perfil comercial. Su responsable para Iberia, Luis Megías, fue en su anterior etapa director de la gestora del BBVA para Europa.
En el folleto, el BBVA también calcula que un grupo de trece accionistas del Sabadell suman el 30,92% del capital, el porcentaje mínimo para que la opa pueda salir adelante. Allí figuran la suiza UBS con un 2,8%, el fondo soberano noruego Norges con un 2,1%, la gestora alemana DWS con un 1,2% o el banco francés BNP Paribas con un 1,11%.

Fuentes consultadas afirman que la batalla final se librará la semana próxima, cuando se espera que los grandes accionistas tomen su decisión. La presión por parte de los dos bancos es máxima sobre los accionistas institucionales. Ayer mismo el Sabadell se reunió con analistas e inversores en Londres para explicar el último informe de recomendación del consejo del banco catalán de oponerse a la opa. Mientras, el BBVA utiliza al accionista David Martínez como una muestra de que la opa es interesante para los inversores. Otras fuentes, sin embargo, sostienen que a los grandes institucionales el movimiento de Martínez no les hará cambiar su decisión.