
La primera reunión entre Salvador Illa y Carles Puigdemont desde que el primero accedió a la presidencia de la Generalitat tuvo lugar ayer a primera hora de la tarde en la delegación del Govern en Bruselas. Con el encuentro, cordial y por espacio de hora y media, el president socialista arranca el nuevo curso político y culmina la ronda de reuniones con sus antecesores que inició al inicio de la legislatura, pero la cita tuvo una lectura dispar según las partes. Mientras Illa destacó el encuentro como “un buen ejemplo” de que “el diálogo es el motor de la democracia para que Catalunya siga avanzando”, Puigdemont lo situó como un ejemplo de que “no vivimos en situación de normalidad”.

Illa y Puigdemont se reunieron ayer por primera vez en la delegación de la Generalitat en Bruselas (Nico Tomás / ACN)
La reunión entre ambos, que no se conocían personalmente, tuvo lugar en una sala de la segunda planta de la delegación catalana, tras posar para los medios gráficos con un apretón de mano ante un photocall de la delegación con el sello de la Generalitat de Catalunya. Sentados en sendos sillones idénticos y sin presencia alguna de las habituales banderas –ni la catalana, ni la española ni la europea–, solo dos grandes plantas a cada lado, Illa y Puigdemont departieron a puerta cerrada, sin que después se diera cuenta del contenido de la conversación por parte de los dirigentes ni sus respectivos equipos.
Tras la reunión, ambos saludaron juntos y con mucha cordialidad a los trabajadores de la delegación del Govern, y sin hacer declaraciones abandonaron el edificio. Illa, para acudir a la inauguración de una exposición sobre el milenario de Montserrat en el Parlamento Europeo.
Ayer contaba más la imagen que las palabras, y la foto del encuentro representa la “normalidad política y social” de Catalunya tras los años del procés , según el Govern, que puede abrirse paso sin ambages tras el aval del Tribunal Constitucional a la ley de Amnistía, en su sentencia del pasado mes de junio. También representa un reconocimiento político mutuo, algo significativo en el caso del líder de Junts per Catalunya, uno de los aliados de investidura de Pedro Sánchez, sobre el que el Tribunal Supremo bloquea la aplicación de esa amnistía y adjunta un delito de malversación por el referéndum del 1-O.
Sentados en sendos sillones, los líderes posaron sin presencia de las habituales enseñas institucionales
El fallo del TC ha sido determinante para que el president socialista, que siempre ha expresado su voluntad de reunirse con Puigdemont, se decidiera ahora por hacerlo. Según la consellera de Territori y portavoz del Govern, Sílvia Paneque, “si hay una fuerza política, un president y un Govern que se ha manifestado a favor de la aplicación inmediata y sin subterfugios de la ley de Amnistía ha sido el PSC, Illa y este Govern”. Por tanto, la cita con el líder de JxCat responde, según el Govern, a un gesto de “normalidad institucional” y no a una supuesta voluntad de acercamiento entre Junts y el Govern de la Generalitat, donde no hay visos de una entente por el papel de oposición férrea que practican los posconvergentes en el Parlament, o entre Junts y el Gobierno de Pedro Sánchez, quien sí necesita a la formación de Puigdemont para culminar la legislatura sin grandes sobresaltos.
Precisamente, algunas fuentes han señalado que a finales de la semana pasada tuvo lugar una reunión entre el PSOE y la formación de Puigdemont en Suiza para tratar de cerrar la grieta abierta en las relaciones entre ambas formaciones. Y Puigdemont reunirá hoy a la ejecutiva de su partido en Waterloo, un cónclave que servirá para preparar el nuevo curso político y al que le seguirán unas jornadas de trabajo del grupo parlamentario, también en la localidad belga los días 15 y 16 de septiembre, en las que se fijará el rumbo del partido en este periodo de sesiones.
Mientras los socialistas catalanes niegan que esta cita sea el preludio de otra entre Sánchez y Puigdemont, reclamada en privado por los posconvergentes, el secretario general del partido, Jordi Turull, volvió ayer a incidir en esta relación, ahondando así en idea de que Illa actúa al dictado del presidente del Gobierno. Para Turull, todo lo que hace el president “hay que leerlo en clave PSOE”. “Supongo que ha recibido instrucciones” y por eso “ha pedido esta reunión”, interpretó.
El dirigente quiso desmontar el relato del Govern sobre la normalidad política y social en Catalunya con el hecho de que la reunión haya tenido que producirse en Bruselas y no en Barcelona. “Puigdemont tendría que estar en el Parlament”, defendió Turull, y hasta entonces “no habrá normalidad” porque no se habrá aplicado la ley de Amnistía.
El Govern niega que este encuentro sea el preludio de otro entre el expresident y Pedro Sánchez
El expresidente insistió en este alegato en un mensaje en las redes sociales en el que agradeció a Illa “la amabilidad y la conversación”. “En situación de normalidad democrática esta reunión tendría que haberse producido hace muchos meses, y no en Bruselas sino en el Palau de la Generalitat, en la capital de Catalunya”, remarcó Puigdemont. Pero con el encuentro de ayer “volvió a quedar claro que no vivimos en situación de normalidad”, lamentó.