La Solana-Tarancón (1-1): En casa del pobre…

Definitivamente, los refranes están para algo. Cuando Tete Vacas marcó el 1-0 –con ayuda de un defensa- se desató la alegría, sobre todo porque era el minuto 82. Sin embargo, más de uno recordó que la alegría dura poco en la casa del pobre. En la última jugada del partido, esos ojos de sol (literales) se convirtieron en negros nubarrones (literales). Sí, porque nada más sonar el pitido final cayó un fuerte aguacero sobre la ‘pequeña’ Moheda. Toda una metáfora de lo que esta temporada es el CF La Solana.

Más que nunca, llueve sobre mojado. El equipo amarillo, azotado por tanto cambio de entrenador, es pura inestabilidad. Pura debilidad. Quizás por eso, todos los virus le afectan más que a pacientes sanos. Manolo Alfaro apenas tuvo tiempo de aterrizar y ponerse a dirigir. Poco se le puede pedir, de momento. Al menos, su equipo jugó de tú a tú a un buen Tarancón, rival con enorme potencial de medio campo hacia arriba y muy buen pie en la ronda de pases. En la primera parte, con el viento en contra, se trataba de sujetar y aguantar. Sin la referencia de Dan Jódar por el costado zurdo, Samu sufría con las caídas de Capelo por esa banda. El canterano se multiplicó como pudo, aunque por ahí llegaron las dos mejores ocasiones visitantes, una de ellas repelida por el palo. Por el centro, Álex Jiménez imponía su jerarquía en el corte, mientras Josemi buscaba encontrar espacios para tener el balón y encarar en tres cuartos, sin éxito. Tete ayudó en la tarea, más metido al centro que de costumbre. Arriba, Alí se peleaba con los centrales en condiciones de desigualdad. En todo el primer tiempo, solo anotamos un disparo mordido de Madalín como único acercamiento amarillo ante Leyva.

Al menos, La Solana salió indemne de ese áspero primer tiempo y encaró la reanudación con otro ritmo. El partido se igualó. El Tarancón prácticamente desapareció de los dominios de Xisco y las sensaciones eran mejores para el equipo de Alfaro, que no tardó en mover ficha. Salió del campo Alí, no sin sorpresa del personal, y entró Maxi Laso. El míster quería más balón en el medio como base para encontrar alguna ruptura buena entre líneas. Poco después saldría Álex Martínez, precisamente para dar más velocidad a las transiciones de ataque. Pero fue a balón parado, tras una gran porfía de Tati Maldonado para forzar un córner, como llegó el ansiado gol.

La ‘pequeña’ Moheda tragaba saliva. Cañete quemó sus últimas naves en busca de la igualada, pero la sensación era que el Tarancón no hacía daño en juego dinámica. La Solana se apretaba bien atrás. A los conquenses les quedaba la bala de un golpe de suerte o una acción de estrategia. Y así fue como todo se nubló de repente, justo cuando ya se veía la bandera a cuadros.

Manolo Alfaro: “Creo que iremos en progresión”

Manolo Alfaro atendía a la prensa intentando poner al mal tiempo buena cara. “Hemos perdido un partido que teníamos ganado y en una acción totalmente defendible”. “No me quiero enfadar mucho, simplemente buscar soluciones y que no pase más”. Cree que, al margen de lo mal que se defendió esa jugada, la clave es evitarla. “Hay que tener más el balón en esos minutos y evitar que el rival tenga esas opciones; esa es la mejor forma de defenderlo”. “Dentro del enfado que tenemos, he visto que nos han hecho pocas ocasiones de gol y en la segunda parte hemos manejado mejor el balón; desde ahí podemos ir creciendo e ir en progresión, esa es la idea”.

Preguntado por lo mejor y lo peor que ha visto en este primer test real al frente del equipo, era rotundo: “Lo mejor es que la intención es buena y necesito que sea de los veinte para que sea difícil hacer una alineación”. “Lo peor es que tenemos que aprender a tener más el balón para que el rival tenga menos opciones de ataque”.

¿Salvación? “Vamos a intentar encontrar soluciones, pero estamos en manos de ellos los jugadores”. “Yo solo he venido para intentar convencerles de otra propuesta, de una buena actitud y cambiar algunos detalles, pero el día del partido es para el futbolista”. Pide algo de paciencia para asentar su trabajo en el vestuario, aun sabiendo que el tiempo corre en contra. “El reto ya lo he aceptado y una vez aceptado creo que vamos a ir en progresión; creo que va a ir todo a mejor”.

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