La gala de los Premios Vanguardia funciona como un bálsamo en los ánimos exaltados que exhiben en estos últimos tiempos la clase política. Para usar un símil futbolístico, todos ellos mostraron la noche del lunes un fair play que ya desearíamos presenciar en el día a día de parlamentos e instituciones. Durante unas horas, la ideología y las diferencias se quedaron al margen para convertir el Palau de Congressos de Catalunya en un lugar alejado de la división y la polarización que solo conduce al “y tú más”. La cita tenía como propósito homenajear al periodismo útil: aquel que explica lo que sucede con rigor, da voz a diferentes perspectivas y vigila a quienes toman decisiones.

Salvador Illa junto a Josep Rull y Jordi Hereu
En la gala, tres expresidentes de la Generalitat –José Montilla, Artur Mas y Pere Aragonès– coincidieron con el actual líder del Govern, Salvador Illa, justo un día antes de que se cumplieran 20 años de la aprobación del Estatut de Catalunya, avalado en su momento por CiU, PSC, ERC e ICV. El mismo que el Tribunal Constitucional acabó laminando y que generó una protesta masiva en las calles de Barcelona. Qué lejanos quedan ahora esos consensos con el que la agenda legislativa salía adelante con una mayoría de colores diversos. Montilla y Mas han recordado que, con el paso del tiempo, rememoran más los pactos alcanzados durante su etapa activa que las discrepancias y las palabras gruesas desde el atril del Parlament.
En el horizonte catalán está la negociación de los presupuestos y el cumplimiento de los acuerdos con ERC, con la financiación singular
La semana que viene, cuando se celebre el debate de política general, será un buen momento de comprobar si las llamadas a la “política noble” y contra los “discursos de odio” que lanzó el president Illa en su discurso se ponen en práctica en la Cámara catalana. Con los presupuestos del 2026 en el horizonte, que aún no se han empezado a negociar, y el cumplimiento de los acuerdos de investidura con ERC –especialmente en lo referente a la financiación singular–, los próximos 7, 8 y 9 de octubre están marcados en rojo en el calendario de los partidos catalanes. También en el del Gobierno central, que con urgencia debe decidir ya cómo gestionará los impuestos la Agència Tributària de Catalunya.
Pero en la noche del periodismo, varias preguntas sobrevolaron muchos de los corrillos improvisados que se formaron tras la entrega de premios: ¿aguantará el Gobierno de Sánchez?, ¿continuarán los socios dando apoyo a la legislatura? Pocos se atrevían a posicionarse con claridad o a erigirse en oráculos ante un futuro incierto. Quienes lo hacían partían, en general, de posturas previamente definidas y cercanas al ideario de su formación.
Entre los asistentes se pudo ver al expresident Aragonès, más relajado desde que anunciara su marcha de la política activa para incorporarse al sector privado, conversando con una recuperada líder de Comuns, Jéssica Albiach, y con el portavoz de la formación, David Cid. También a la exministra de Transportes y actual presidenta de Paradores, Raquel Sánchez, dialogando con el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Acudieron, además, el presidente del Parlament, Josep Rull, además del portavoz de Junts, Albert Batet. El PP estuvo representado por el ámbito local con el concejal por el Ayuntamiento de Barcelona Daniel Sirera y el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, que acoge esta semana en su ciudad una cumbre del Partido Popular Europeo sobre vivienda. Mientras que del Govern, además del president, estuvieron los consellers Esther Niubó y Jaume Duch. La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, abandonó antes la gala para acudir al acto con el que Open Arms celebraba su décimo aniversario en la Llotja de Mar.
La noche del periodismo de La Vanguardia demuestra que, en tiempos de desencuentros, el diálogo y el respeto siguen siendo herramientas al alcance de todos. Somos un punto de encuentro.