Los productos que facilitan la vida venden, la tecnología no

No hay que dejarse llevar por la fascinación del avance tecnológico, porque “la tecnología, en sí misma, no tiene valor”, avisa el profesor de escuela de negocios Pablo Foncillas. Con esta idea, subraya que lo que realmente importa es cuando la innovación tiene potencial para conectar con necesidades reales o aspiraciones de los usuarios.

“Solo después de estar familiarizados con las capacidades de la tecnología, comenzamos a imaginar y explorar nuevos problemas o posibilidades que antes ni siquiera considerábamos”, sostiene el divulgador en innovación. Como muestra un botón: al principio el smartphone era visto como un teléfono “mejorado” para hacer llamadas, enviar mensajes y quizás acceder a internet, pero a medida que ha ido evolucionando se ha convertido en un dispositivo con un amplio abanico de funcionalidades.