Puño en alto, la presidenta Claudia Sheinbaum gritó al entrar al colegio electoral un “viva la democracia”.
La mandataria mexicana acudió pronto a las urnas este domingo. Era una cita pionera en la historia del país, al elegir por primera vez a los más de 2.600 jueces y magistrados de la nación, entre los que se incluyen los del Tribunal Supremo y otras cortes federales, así como las estatales y locales.
La complejidad de estos comicios, en los que además del cómputo se habrá de escrutar si los elegidos no tienen “mancha” en sus antecedentes, significa que el resultado definitivo se puede alargar hasta diez días.
La gran batalla es la legalidad de los comicios
La votación se celebraba sin que hubieran fructificado de forma efectiva las llamadas al boicot, si bien los porcentajes de participación eran tan bajos como se predijo. No se esperaba que votase más allá del 20% de los 100 millones censados.
Así que la gran batalla era precisamente eso, la legalidad de los comicios en sí mismos.
Sheinbaum aseguró en las vísperas que este ambicioso experimento era la manera más democrática de reparar el grave problema de los tribunales, marcados por la corrupción y el nepotismo, puesto que los votantes disponían de la capacidad para elegir a los jueces, arrebatándosela a los burócratas del Gobierno. “México es más democrático a partir de este 1 de junio”, dijo la presidenta.
Los analistas señalaron que durante los últimos siete años el movimiento de izquierda denominado Morena ha conseguido controlar el panorama político.
Los mexicanos creen que la justicia es corrupta, pero hay dudas de que esta sea la reforma adecuada
En este periodo se apuntó la victoria en dos elecciones presidenciales y desarrolló una serie de iniciativas que han cimentado su poder, de manera que la oposición ha resultado severamente batida y ahora se aferra a su supervivencia política.
Pero, sobre todo, el movimiento gubernamental dio uno de sus pasos más trascendentales para consolidarse en el poder con la reforma judicial, que se concretó en estas elecciones para cubrir las plazas de jueces y magistrados. Los dirigentes de Morena argumentaron la reparación de la justicia, dominada por jueces que se habían convertido en un contrapoder ejecutivo que solo servía a las élites de México, en lugar de a los ciudadanos. Esta circunstancia la interpretaban, además, como una injerencia para frustrar los planes del partido. De forma que este proceso de votación les permitía eliminar el último control sobre el poder de Morena.

Numerosos expertos legales y políticos daban por garantizado que los candidatos alineados con el movimiento gubernamental serán los que saldrán elegidos en su mayoría para integrar los nuevos tribunales, por lo que el partido tendrá el control de la tercera rama del Gobierno. Por esto no faltaron los que remarcaron la gran paradoja de que la ruta para conceder más poder al pueblo puede socavar su democracia.
Los críticos sostuvieron que estas elecciones abren las puertas a jueces que respondan a poderes fácticos, incluido el crimen organizado y los narcos.
“Es la primera vez en la historia y he querido participar en esta histórica elección”, declaró Andrés Manuel López Obrador, el expresidente que cedió el mando a Sheinbaum y quien fue el impulsor de esta innovación. Tras dejar la presidencia hace ocho meses, esta fue la primera vez que reapareció en público, en la localidad de Palenque, en el estado de Chiapas.

López Obrador, que llegó al mando en el 2018, tildó a menudo de corruptos a los jueces. Durante años, sin embargo, no cuestionó sus decisiones, hasta que en el 2023 el Tribunal Supremo bloqueó parte de sus iniciativas, entre las que figuraban sus esfuerzos por debilitar el organismo de control electoral o poner la Guardia Nacional bajo control militar. Otros juzgados menores también suspendieron algunos de sus proyectos estrella por problemas ambientales.
A su favor jugó que los mexicanos hace tiempo que están de acuerdo en que el sistema de justicia está roto. Hay impunidad para los ricos, por lo que mejor no acudir a la justicia. El 92% de los crímenes no se denuncian, número que no ha variado en las últimas décadas a partir de un estudio anual.
El 72% de los ciudadanos consideró necesarias estas elecciones, pero el 77% no sabía nombrar a un candidato. En medio de huelgas de los jueces de “carrera”, se escucharon voces de los que veían necesaria la reforma pero que no creían que esta fuera la vía correcta.