La mitad de los españoles apuesta por alargar la vida de las nucleares

Los átomos pueden ser neutros, pero la neutralidad no existe ante la energía atómica. Así lo refleja el sondeo de Ipsos para La Vanguardia , realizado entre los días 15 y 21 de mayo sobre una muestra de 2.000 personas. Tras la inquietante experiencia del gran apagón del pasado 28 de abril, los españoles se muestran divididos ante la conveniencia de mantener el funcionamiento de las centrales nucleares más allá del calendario previsto. Es cierto que son mayoría (el 52%) los partidarios de permitir que las centrales atómicas sigan funcionando durante más tiempo, pero uno de cada tres consultados se opone a esa eventualidad. Y esa división se acentúa cuando se contempla en términos partidistas.

La mayoría de los votantes conservadores (en torno al 80% en el caso del PP o Vox) apuestan por alargar la vida de las nucleares. En cambio, menos del 40% de los electores del PSOE y apenas un 20% de los seguidores de la izquierda alternativa coinciden en aceptar esa moratoria. La mayoría de ellos –la mitad de los votantes socialistas y casi el 70% de los de Sumar– rechazan la continuidad de las centrales.

En general, los más opuestos al uso de la energía atómica son los ciudadanos con mayor nivel educativo o económico (casi un 40%). El resto, incluidos los más jóvenes, registran oscilaciones pequeñas con respecto a la media, aunque las mujeres exhiben la tasa de apoyo más bajo a la continuidad de las nucleares (en torno al 45%).

La división partidista se traslada al papel de las renovables, aunque en este caso son mayoría –casi el 50%– quienes rechazan que un mayor uso de las energías limpias (eólica o solar) provoque inestabilidad al sistema eléctrico. En cambio, uno de cada tres consultados sí cree que estas fuentes de energía perturban el funcionamiento de la red eléctrica.

Solo un 34%, pero más del 50% en la izquierda, defiende el cierre de las centrales en el calendario previsto

La influencia de la ideología se refleja en el hecho de que la mitad de los votantes del PP o de Vox comparten la sospecha de que las energías renovables provocan inestabilidad en el fluido eléctrico, frente a solo uno de cada cinco electores del PSOE o de Sumar que aceptan esa hipótesis. La mayoría de los votantes de izquierdas (casi el 60% de los socialistas y más del 70% de los de Sumar) rechazan situar las renovables en el origen del apagón.

Como en otros ámbitos, son los ciudadanos que consideran insuficientes sus ingresos los más críticos con unas energías que en principio contribuyen a abaratar el precio de la luz. Un 40% de ellos (ocho puntos por encima de la media) las culpan de los eventuales problemas de suministro.

Por último, la experiencia colectiva de un “cero energético” o blackout arroja un interesante resultado sobre las percepciones de los españoles con respecto a las causas del incidente. A la espera de una explicación detallada por parte del Gobierno, una amplia mayoría de los ciudadanos se inclina por atribuir el apagón a un fallo técnico del sistema eléctrico. Un 65% comparte esta explicación, mientras que un significativo 20% –es decir, uno de cada cinco consultados– achaca lo ocurrido a un sabotaje o a un ciberataque al sistema eléctrico español.

En general, un 70% de los votantes de PP, PSOE o Sumar aceptan la explicación de un fallo técnico. Sin embargo, y en línea con la psicología del electorado de extrema derecha, un 30% de los votantes de Vox apoya la tesis del sabotaje, frente a apenas la mitad que achaca el apagón a un problema técnico sin ninguna intencionalidad.

Una amplia mayoría achaca el gran apagón a un fallo técnico y solo un 20% lo atribuye a un sabotaje

De hecho, el grupo más propenso a atribuir el incidente eléctrico a la intervención deliberada de agentes externos es el que componen aquellos ciudadanos con menores ingresos. Hasta un 41% de ellos –el doble que el promedio global– comparte la sospecha de un sabotaje o un ciberataque, frente a un 39% que la descarta.

La teoría del sabotaje encuentra también tasas de respaldo por encima de la media entre los ciudadanos con menor nivel educativo (más del 30%) y entre los más jóvenes (un 29%). Los consultados con estudios superiores son los que en mayor grado (un 72%) asumen el fallo técnico como la principal causa del apagón eléctrico.

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